Debo confesarles que en este 2025, que hoy concluye, sólo ha faltado que me dejaran preñado.
No voy a entrar en detalles, porque siempre me han parecido unos plastas esos a quienes saludas con un ‘¿cómo estás?‘ y te lo cuentan.
Coñas aparte y con la certeza de que 2026 será mucho mejor, entre otras razones, porque acabaremos con esta peste, vamos al grano.
Termina el año con España como empezó: amenazada por el comportamiento venal, oportunista y dictatorial de Sánchez.
Amenzada por él, por su inepto Gobierno y, sobre todo, por el silencio de los electores, militantes y dirigentes del PSOE, temerosos unos, remunerados otros, practicantes todos de una adhesión sectaria al partido más corrupto y putero de Occidente.
El currículo del jefe de la banda es impresionante: imputado su hermano, imputada su esposa, condenado su fiscal general, imputados y encarcelados sus dos secretarios de organización y el guardián de sus avales, denunciado por acosador sexual el sucesor de estos, y cómplice de que sus amigos y colaboradores íntimos pagasen con dinero de nuestros impuestos hasta las putillas que les acompañaban en sus orgías.
Y con una familia política —la de verdad, no la del partido— dedicada al proxenetismo, actividad de la que sacó fondos para pagarse viviendas y campañas políticas.
Todos estos delitos no dejan de ser casi chistosos al lado del verdadero problema generado por el sanchismo: la erosión de la democracia española.
La ruptura del pacto constitucional —en que está metido de hoz y coz el marido de Begoña y que nos hace sospechar que hará trampas en próximas elecciones y está dispuesto a ofrecer hasta referéndums independentistas a proetarras y separatistas catalanes— es fruto de la ambición personal del jefe de Gobierno, dispuesto a pagar cualquier precio a cambio de permanecer en su sillón.
Perdedor de las elecciones, no dudó en reunir en torno suyo lo más granado de la delincuencia política, apadrinado por un siniestro individuo apellidado Zapatero.
Daba lo mismo que engañaran al fisco, hubieran protagonizado un intento de golpe de Estado contra la unidad de la nación, o militado en un movimiento terrorista que asesinó a cientos de españoles defensores de la democracia, entre ellos varios militantes y dirigentes socialistas. Y va a seguir por ese camino.
Sánchez y su banda de mangantes han ocupado las instituciones y convertido la Administración del Estado y las empresas públicas en su cortijo, lo que les permite premiar a los serviles y castigar a los díscolos.
Les ha funcionado durante siete años, porque la española es una sociedad sumisa y acomodaticia, pero no parece que vayan a aguantar mucho tiempo.
Mi apuesta es que no llegan a las autonómicas andaluzas, que como muy tarde serán en junio de 2026.
Y viendo las payasadas que están haciendo en Tik Tok para intentar caernos bien y pillar voto juvenil, tengo ya claro qué papel reserva la Historia para Sánchez: el mismo que el de Isabel Preysler, pero no en una mansión como la lujosa ‘Villameona’ de Puerta de Hierro, sino en la cárcel, en la celda contigua a Ábalos, Koldo y compinches.