Como en una mala jornada taurina, de tarde bochornosa se puede calificar lo acontecido en el Congreso de los Diputados este 12 de junio de 2012. Hora y media han dedicado sus señorías a debatir una propuesta del Partido Popular para multar los ultrajes a los símbolos nacionales, incluyendo las pitadas al himno, para evitar que vuelvan a repetirse espectáculos como el ocurrido durante la final de la Copa del Rey de 2012. No se ha aprobado la medida por la sencilla razón de que el PP ha retirado su propuesta. Esos 90 minutos de actividad parlamentaria perdida han servido, eso sí, para que al menos dos diputados hayan montado su peculiar circo.
Quien mayor empeño ha puesto en acaparar la atención de los presentes saltándose las formas ha sido el portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya, Albert Bosch, que ha desplegado una bandera independentista catalana (la comúnmente denominada ‘estelada’) sobre la tribuna de portavoces. Durante su intervención para oponerse ha la propuesta estaba argumentando:
Combatir el odio o la violencia no es lo que realmente les preocupa [a los diputados del PP], o separar la política del deporte. Esta visto que no. Cierta política, sí; ciertas ideas, sí; cierta expresión, sí. Cuando son distintas a las suyas. Lo que a ustedes les molesta, por ejemplo, es la exhibición de banderas como esta.
Tras pronunciar estas últimas palabras, desplegó la ‘estelada’. El presidente de la Cámara Baja, Jesús Posada, le pidió de forma educada: «Le ruego que quite cualquier distintivo, por favor». Bosch procedió a retirala, pero continuó diciendo: «Es una bandera de libertad, es una bandera de tolerancia». Dio una curiosa interpretación de que entiende por tolerancia: «Es una bandera que admite a todos aquellos que compartan ciertas ideas». No especificó, eso sí, que ideas no son admitidas en dicha enseña.
El segundo diputado en aportar espectáculo al debate fue el representante de Compromís-Equo en el Congreso, Joan Baldoví. El representante por Valencia mostró en varias ocasiones un silbato amarillo para burlarse del Partido Popular. Quería ‘ilustrar’ de esta manera que, «con la que está cayendo», el PP de su comunidad autónoma acuda al Congreso a «hablar» de pitos con el objetivo de crear polémicas que «no interesan a nadie».