Tahúres en la bolsa

Invertir en bolsa es un juego arriesgado en el que algunos participantes tienen ventaja, puesto que sus conocimientos en la materia son mayores que los demás. Es sabido también que no sólo se ponen en juego los conocimientos, sino también otras características personales, como la sangre fría, que ayuda, o la codicia descontrolada, que suele resultar muy peligrosa. La cuestión es que algunos ganan mucho y otros ganan bastante menos, en líneas generales. A nadie se le obliga a invertir en bolsa, es cierto, pero si todos los que invierten sin tener grandes conocimientos se cansan de ayudar a ganar dinero a los que saben y lo desinvierten todo, la bolsa se hunde. El sistema funcionará mientras la mayoría de los inversores obtenga una rentabilidad mayor de la que obtendría en otros lugares. En el momento en que no fuera así y se temiera una fuga definitiva de capitales hacia otros tipos de negocio, quizá las bolsas mundiales se plantearan la posibilidad de obligar por ley a que las acciones se tengan que mantener durante un mes como mínimo.
Pero es que además de que ya sabe que en la bolsa unos tienen ventaja sobre otros, existe el juego sucio, la actitud claramente delictiva, que luego puede quedar impune. Hay quienes tienen información privilegiada y la usan. Cabe la posibilidad de que los delincuentes de guante blanco que actúan así encuentren la comprensión, aprobación y hasta el aplauso de quienes tienen conocimiento de los hechos. Debería ser al revés. Cuando se anunciara una OPA deberían hacerse públicas, con nombres y apellidos, las listas de los compradores de los días previos, con los precios de compra y el número de títulos comprados.

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Vicente Torres

Vicente Torres es Coautor de '1978. El año en que España cambió de piel' y autor de 'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades' y 'Yo estoy loco', 'Diario de un escritor naíf', 'El Parotet y otros asuntos' y '2016. Año bisiesto'. He participado en los libros 'Tus colores son los míos', 'Enrique Senís-Oliver' y 'Palabras para Ashraf'.

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