Los antecedentes vienen a señalar que para dar una conferencia en la Universidad Autónoma de Barcelona, esa misma a la que intuitivamente se la supone como templo de la cortesía y de la libertad de expresión, hay que pasar previamente por la censura. Hay un grupo de personas, más o menos grande, que dispone quién puede hablar y quién no.
Rosa Díez fue agredida cuando iba a dar una conferencia titulada “Una alternativa para Cataluña” en la citada universidad cuando un grupo de jóvenes la agredió, llamándola a gritos fascista y asesina. Hicieron acto de presencia también, en el mismo acto, las piedras, los salivazos y otra serie de actos que podrían inducir a pensar que la teoría de evolución es un camelo. La llaman fascista y asesina y son ellos quienes la agreden para impedirle hablar. Se conoce que o sus profesores no les han explicado lo que significa ser fascista o asesino o que ellos no entendieron bien la lección.
La conferencia fue anunciada con bastante antelación, de modo que las autoridades del lugar, o sea, de Barcelona, y dados los precedentes, podrían y deberían haber tomado las medidas necesarias para que Rosa Díez pudiera dar la conferencia. Pero se conoce que los insultos y lanzamientos de piedras se consideran incluidos en la libertad de expresión. Quien quiera hablar en Cataluña sin ser nacionalista ya sabe a lo que se expone. Mientras que a José Montilla se le perdona todo, por ridículo que parezca, y a todos los que pasan por el aro también, a quienes desear deambular por sendas racionales se les mortifica por cualquier nonada. Si alguien pretende interpretar una frase de modo distinto al que conviene a los nacionalistas, puede llevarse un rapapolvo de padre y señor mío. Eso ha ocurrido también con cierta cosa que dijo Rosa Díez y que pudo haber dicho de otro modo. Pero no se consiente que nadie la interprete de ese otro modo.
‘El Lazarillo contado a los niños’
‘Superar la adversidad’
‘El viaje del elefante’
‘La conspiración de las lectoras’
‘Hotel Pesadilla’
‘Vidas rotas’
‘Carlos V’
‘Troppo Vero’