Zapatero ha traicionado a las víctimas del terrorismo, a los trabajadores, a los funcionarios, a los parados, a los jubilados, a los sindicatos, al PSOE, e incluso a sí mismo, pero todo lo ha hecho por nuestro bien, no puede pensar otra cosa. Debe de pensar que nuestro bien consiste en que él siga de presidente, para que pueda seguir haciendo maldades. Pero ya no le queda nada ni nadie a quién traicionar.
Aciertan Toxo y Méndez cuando afirman que estos presupuestos no servirán para crear empleo. Zapatero, con todo su desparpajo, ha cargado el peso de la crisis en aquéllos que menos culpa tienen, atendiendo a los antiguos deseos de la patronal, que sí tiene culpa; al menos, más que los trabajadores.
Zapatero ha hecho un nuevo gobierno con intención claramente electoral, no parece que le importe mucho la suerte de los trabajadores o de los pensionistas. Lo que quiere es volver a ganar las elecciones. Cuenta para ello con dos bazas: las debilidades del PP (Camps, Fabra, etc.) en las que hurgará Rubalcaba, con la ayuda de los medios afines, y la propia circunstancia de que el PP participa plenamente del sistema, incurriendo en algunos de los errores en que caído Zapatero, como son los pactos con los nacionalistas. Zapatero confía en seguir tendiendo trampas a Rajoy, en las que confía hacerle caer, y en que las naciones de nuestro entorno logren superar la crisis y de rebote ello genere alguna mejora que le permita decir que sus medidas comienzan a dar resultado. Intentará convencer a las víctimas del terrorismo, a los trabajadores, a los funcionarios, a los parados, a los jubilados, a los sindicatos, al PSOE, e incluso a sí mismo, que lo mejor es que siga él de presidente.
La fuerza de Rajoy es que aunque participa del mismo sistema, y por tanto no tiene mucho margen de maniobra, difícilmente hubiera hecho tanta destroza como Zapatero. Tiene menos desparpajo.
‘Tauroética’
‘Fábulas contadas a los niños’
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‘Los tiburones han muerto’
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