Torra no puede escapar a su destino
Desde el momento en que aceptó convertirse en la voz y las manos de Puigdemont, el prófugo al que es imposible superar en cobardía, está cantado que ha de acabar en la cárcel. Aunque Sánchez, mal aconsejado por Iceta, no lo quiera meter, acabará yendo, y si hace falta lo hará por su pie, porque el prófugo, al que los malintencionados llaman ‘presssidenç amb al exyli’, quiere que vaya a la cárcel, Por cierto, de exilio nada, es un prófugo gallináceo que ha ido a poner los huevos en Waterloo. Torrent, otro que tal baila, en una entrevista que concedió ...