España graffiti / Javier González Méndez

Xose Manuel Beiras: un bufón de ‘golpes sonoros’ en el Parlamento gallego

Sus puñetazos sobre el escaño de Feijóo y sus antaños zapatazos recuperan el esperpento de Valle Inclán

La capacidad de síntesis que acaba de mostrarle al mundo su Señoría Xosé Manuel Beiras en mi tierra y la suya, abre un innovador proceso de evolución en la trasnochada práctica del parlamentarismo en España. Es la demostración palpable de la eficacia que se puede alcanzar con sólo cuatro palabras y un sonoro puñetazo en un hemiciclo.

Para que luego digan que Galicia no apuesta por el I+D+i, oye. Está intervención parlamentaria “made in Galicia”, que todavía está digiriendo el resto del Estado, puede que esté marcando un antes y un después en el ámbito legislativo nacional. Porque, no nos engañemos, sus señorías no son tontos, aunque algunos lo parezcan, la verdad. E incluso estos últimos, a sus escasas luces, han debido sentir envidia sana por la ubicuidad mediática del viejo profesor de economía que ha inventado la austeridad oral y la productividad mediática.
 
La difícil y depurada técnica del “Beirazo”

No, de verdad. Es que debe joder cantidad a los “aprietabotones” comprobar toda la repercusión del “Beirazo” en los medios de comunicación, y contrastarlo a continuación con el aterrador silencio que precede a sus interminables, indescifrables y soporíferas intervenciones convencionales.

Debe ser frustrante ir contando el número de compañeros de escaño que salen por piernas o se dan una cabezada durante uno de sus monótonos monólogos en “el club de la tragedia” de tantos hemiciclos. Debe dejarles hundidos en la miseria llegar a casa con el DVD debajo del brazo, ése donde ha quedado registrado el escenario de su último crimen de lesa humanidad verbal, pobrecitos míos, y descubrir que ni siquiera alcanzan quórum familiar en ninguna de las múltiples convocatorias.
 
Beiras recupera el esperpento de Valle Inclán
 
Si Beiras no fuese tan suyo, escribiría un manual de autoayuda para parlamentarios deprimidos, ya sabes, de esos que se pasan la vida largando por esa boca, sin moverse un ápice del guión establecido por el partido y sin conseguir salir jamás en la foto. Lo que pasa es que el viejo profesor galaico vive ensimismado en su laboratorio sociológico, desarrollando fórmulas personales e intransferibles para reinventarse a sí mismo.

Ahora anda en una fase experimental para mejorar su réplica de aquel elixir del Doctor Jekill que lo convertía en míster Hyde, ¿recuerdas? Como lo del “zapatazo” estaba ya muy visto, desde que copió el de Nikita Kruschev en la Asamblea de la ONU, en versión gallega, naturalmente, está perfeccionando su “otro yo” con efectos lacrimógenos, incursiones disuasorias en espacio aéreo de Núñez Feijóo y desapariciones de la cámara gallega al más puro estilo Houdini.

Pero sigan ustedes atentos a las pantallas. Este señor, alumno aventajado del Actor´s Studio, le reserva al personal muchas sorpresas, muchos papeles distintos y distantes, muchas interpretaciones memorables de esas que harán las delicias de los medios de comunicación, pondrán a prueba el temple de la Presidenta del Parlamento gallego, convertirán a Jorquera y Pachi Vázquez en vulgares actores secundarios y le devolverán a Galicia la hegemonía en el arte del esperpento que se llevó a la tumba Ramón María del Valle Inclán. Por cierto, y haciéndome eco de la inquietud que debe estar abrumando a los talibán de la lengua autóctona: ¿cómo se da un puñetazo en gallego, eh?
 
¡Qué oportunidad para montar un circo…!
 
Servidor, porque no le dejan. Si no, firmaba con el Parlamento de mi tierra para un convenio de concesión por toda esta legislatura. A cambio de un justo canon anual, convertía el Hemiciclo en un circo y despachaba entradas en la puerta, a precios de crisis, claro, para asistir a las funciones desde la tribuna del público:

¡Pasen, señores, pasen! ¡Contemplen domadores de fieras, equilibristas ideológicos, malabaristas de medias verdades, números inéditos de enanos mentales, payasos que van de listos, payasos que se hacen los tontos, ventrílocuos y sus respectivos muñecos de carne y hueso y actuaciones nunca vistas bajo una carpa parlamentaria.

Y, como número fuerte, si el tiempo lo permite y el artista está inspirado, una réplica de ‘El extraño caso del doctor Beiras y míster Hyde’. No sé lo que le parecerá esta idea a Pilar Rojo, la señora Presidenta de la cosa. Pero podríamos convertir el Parlamento en un lugar de interés turístico, en una especie de parque temático para el ocio, a ver si me entiendes, en vez de mantenerlo como un sombrío santuario al que sólo acercan “pancarteros”, morbosos y periodistas, a ver si pueden presenciar una de esas tragicómicas y estudiadas apariciones del “otro yo” de Beiras.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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