Un intérprete que no daba abasto informó sobre la prohibición de concentrarse entre los balnearios 5 y 6
Fue un fracaso de cuidado por la falta de efectivos. Una pareja de policías municipales, flanqueados por un intérprete de alemán e inglés, así como por un coche patrulla que les seguía de cerca y un camión de Emaya con un operario, fueron los elegidos en la noche del viernes para intentar aplicar la nueva ordenanza de uso cívico de los espacios públicos.
El ‘antibotellón’, entre los balnearios 5 y 6 de la Playa de Palma, no sirvió así de nada.
LABOR INFORMATIVA
Los turistas que bebían como viene siendo habitual en el paseo de la playa eran informados sobre la normativa, aunque la mayoría optaba por hacer oídos sordos y simplemente cambiaba de acera por si acaso, a pesar de que los agentes tenían claras instrucciones de que su incursión era meramente informativa, al menos de momento.
Lo curioso del caso es que, amén de que el Ayuntamiento de Palma ha entregado por la zona folletos explicativos, la vigilancia se circunscribe sólo hasta la una de la mañana, pese a que la norma establece la prohibición desde las diez de la noche hasta las ocho.
Esta paradoja da fe del caos que impera en el consistorio palmesano, que poco hacer para sacar las castañas del fuego a los empresarios de la zona ante tanto trilero y prostituta que campa a sus anchas, sin más eco que el que recoge algún que otro diario alemán.