Meta, la empresa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, está en el ojo del huracán. Este lunes 14 de abril de 2025 ha comenzado en Washington un juicio antimonopolio que podría cambiar para siempre el futuro del gigante tecnológico liderado por Mark Zuckerberg. La Comisión Federal de Comercio (FTC) acusa a Meta de haber adquirido estas plataformas para eliminar posibles competidores y consolidar su dominio en el mercado digital. Si pierde, la empresa podría verse obligada a vender Instagram y WhatsApp, una decisión que sacudiría tanto Wall Street como Silicon Valley.
El caso, que lleva en investigación desde 2020, es considerado el más importante en décadas en términos de legislación antimonopolio. Comparado con la histórica separación de AT&T en los años 80, este juicio tiene implicaciones no solo para Meta sino para toda la industria tecnológica. ¿Qué está en juego exactamente? Además de una posible fragmentación, se pondría fin al supuesto monopolio que Meta habría construido al adquirir estas plataformas estratégicas.
El eje del conflicto: ¿Monopolio o competencia justa?
La FTC sostiene que las adquisiciones de Instagram (2012) y WhatsApp (2014) por parte de Meta tenían un único propósito: neutralizar amenazas competitivas emergentes. Según los documentos presentados, Zuckerberg mismo describió la aparición de Instagram como «realmente aterradora», justificando así el pago de 1.000 millones de dólares por la plataforma. Algo similar ocurrió con WhatsApp, comprada por 19.000 millones, anticipando que su potencial como red social podría poner en riesgo el dominio de Facebook.
Sin embargo, los abogados de Meta argumentan lo contrario: sus inversiones han transformado estas plataformas en gigantes tecnológicos. También aseguran que las aplicaciones son gratuitas y enfrentan una feroz competencia con TikTok, YouTube o X (anteriormente Twitter), por lo que no puede hablarse de monopolio. De hecho, para Meta, este juicio refleja un uso anacrónico de leyes diseñadas para mercados del siglo XIX aplicadas a un ecosistema digital del siglo XXI.
¿Qué pasaría si Meta pierde?
El desenlace del juicio lo decidirá el juez James Boasberg, quien ya ha mostrado escepticismo frente a algunos argumentos restrictivos presentados por la FTC. Sin embargo, si esta última logra convencer al tribunal, Meta tendría que escindir sus divisiones y vender tanto Instagram como WhatsApp.
El impacto sería devastador. En términos económicos, estas plataformas representan una parte significativa del negocio publicitario de Meta, cuyo valor total asciende actualmente a 1,4 billones de dólares. Además, una fragmentación forzada podría ralentizar los esfuerzos de innovación tecnológica dentro de la compañía e impactar negativamente su posición frente a rivales internacionales como Tencent o ByteDance.
Los avances en inteligencia artificial: un salvavidas estratégico
A pesar del nubarrón legal que se cierne sobre ella, Meta no ha dejado de invertir agresivamente en inteligencia artificial (IA). En los últimos meses, la empresa ha presentado avances significativos en esta área con el desarrollo del modelo Llama 4, diseñado para liderar el mercado global gracias a su enfoque multimodal y capacidades avanzadas.
Meta también ha apostado por agentes personalizados impulsados por IA que podrían llegar a más de mil millones de personas. Estas herramientas no solo mejoran la experiencia del usuario sino que también abren nuevas fuentes de ingresos al integrar IA en productos cotidianos como las gafas Ray-Ban Meta AI.
Si bien estas iniciativas destacan su resiliencia tecnológica, también subrayan lo mucho que está en juego: una división forzosa podría interrumpir proyectos estratégicos clave e incluso frenar los desarrollos futuros en IA.
El lado humano detrás del gigante tecnológico
Es difícil hablar sobre Meta sin mencionar a su fundador y rostro más visible: Mark Zuckerberg. Más allá del empresario visionario asociado con Facebook desde sus inicios universitarios en Harvard, Zuckerberg es una figura compleja llena de curiosidades:
- A los 12 años creó su primer programa informático llamado ZuckNet, un sistema básico de mensajería para conectar la consulta dental de su padre.
- Aunque multimillonario, vive modestamente: conduce coches económicos como un Acura TSX.
- Es políglota; habla mandarín y ha realizado charlas públicas en este idioma.
- Desde 2013 recibe un salario simbólico anual de solo un dólar.
- Su pasión por la IA no es reciente: ha financiado múltiples proyectos destinados a explorar y expandir esta tecnología.
Además, junto con su esposa Priscilla Chan lidera la Iniciativa Chan Zuckerberg, enfocada en educación y ciencia para «avanzar el potencial humano».
¿Un precedente para otras tecnológicas?
Meta no está sola bajo el escrutinio regulatorio. Empresas como Google y Amazon enfrentan procesos similares por presunta monopolización. El resultado del juicio contra Meta podría sentar un precedente legal capaz de redefinir cómo operan las grandes tecnológicas en los próximos años.
En última instancia, este caso no solo trata sobre las acciones pasadas o presentes de una empresa sino sobre cómo equilibrar la innovación tecnológica con mercados abiertos y justos. Mientras tanto, Zuckerberg tendrá que defender su visión ante un tribunal donde cada palabra contará… quizá más que nunca antes.