La verdad sobre el triste final de Ruffus

La verdad sobre el triste final de Ruffus

El programa Ruffus & Navarro ha terminado.

El jueves se despidió de 952.000 espectadores. Consiguió un 10% de share.

El mal carácter de Pepe Navarro provocó numerosos despidos durante las 18 ediciones de ‘Ruffus’. Algunos miembros del equipo contaban la mala leche que su jefe se gastaba a diario.

La escasa comunicación que Pepe mantenía con sus trabajadores y el ninguneo y el desprecio a los que los sometía, provocó que parte del equipo se enterara en directo del fin del programa:

El mal gusto de Pepe Navarro llegó hasta el final. Invitó a los reyes de la telebasura: Los hermanos Matamoros. Hablaron del famoseo y de cómo lucrase criticando a los demás.

En su última noche, Pepe recuperó a Espinete y don Pimpón, en una insulsa parodia, a sabiendas, de que aquel era su último programa.

ELECTRODUENDE recibió varias informaciones sobre el fin del programa pero no quiso anticipar nada ya que desde TVE ni confirmaban ni desmentían los datos.

«¿Cómo puede estar dejándose manipular un hombre como él por una tonta como ésa?»

Es la pregunta que corría esta semana por los pasillos de TVE. Él es Pepe Navarro. Y ‘ésa’ es el único factor común entre Ruffus & Navarro y La azotea de Wyoming, audiencias aparte: la productora ejecutiva de ambos programas, Carmen Crespo.

Recogemos las quejas de varios miembros del equipo del programa, que por miedo a represalias nos piden que no desvelemos sus nombres.

En su segundo trabajo como productora ejecutiva y primero a las órdenes de Pepe Navarro, la señora Crespo no ha dudado en revelarse desde el principio como una auténtica mitómana, deslumbrada por el aura del presentador cordobés. Tampoco se ha esforzado en ocultarlo y, de paso, lucrarse de las circunstancias.

Con Navarro enclaustrado en las salas de edición y en su despacho, más atento a sus ráfagas históricas y a sus cuentas que al funcionamiento del equipo, Carmen Crespo ha aprovechado la coyuntura para ir medrando paulatinamente en la jerarquía del equipo y, convertida en confidente, correveydile y brazo derecho del presentador, llegar a tener capacidad de decisión sobre los contenidos del programa.

Para ello ha tenido que segar desde su llegada las cabezas de las principales personas de confianza de Pepe Navarro, muchos de ellos amigos personales y ex compañeros de La Vía Navarro, La sonrisa del pelícano, Esta noche cruzamos el Mississippi, y otros programas conducidos por el cordobés. En cuestión de tres meses han quedado en la cuneta Ángel García (subdirector adjunto), César Donamaría (subdirector) y Ángeles López (subdirectora), dejando la cúpula de dirección in albis y allanada para el desembarco de Manuela Salgado, amiga de Carmen Crespo.

También fue invitado a abandonar el barco Emilio de Felipe, director creativo y uno de los amigos más cercanos de Pepe Navarro; su marcha dejó las riendas del equipo de guión en manos de Memé Navarro, que a pesar de la coincidencia de apellidos no es familiar del presentador, sino amiga de la señora Crespo.

A pesar de ser incapaz –según afirman sus compañeros- de redactar un chiste, Memé, que se embolsa más de 4000 euros al mes por imprimir y ordenar folios, ha sido la única superviviente de un reciente despido en masa del antiguo equipo de guión: Fernando Ruiz, Fito Vázquez, Sonia Jaque y Javier Sedeño, que se suman a los despidos anteriores de Javier Foronda y Curro Summers (vía telefónica) y José Ignacio Aguirre, uno de los guionistas estrella de la vieja guardia de Pepe Navarro.

Todos ellos han sido sustituidos en bloque por una plétora de monologuistas gafapasta importados del canal Paramount Comedy, que han tomado el mando del programa y han relegado a Pepe Navarro a un ridículo papel de mero espectador, incapaz de morir con sus propias ideas.

Los casos de Manuela Salgado y Memé Navarro no han sido los únicos. Anteriormente, Carmen Crespo ya había hecho la cama a Miguel González, ex productor del programa y antiguo hombre de confianza de Pepe Navarro, apartándolo de las funciones propias de su cargo hasta condenarlo al ostracismo.

Obligado por las circunstancias a cobrar un sueldo de productor y a desempeñar en la práctica funciones de ayudante de producción, hasta tres veces llegó Miguel González a presentar su dimisión a Pepe Navarro.

Ésta no se consumó, sin embargo, hasta la incorporación de Alfonso García (antiguo jefe de Carmen Crespo) en calidad de coordinador de producción: un aislamiento definitivo de González a tareas de responsabilidad mínima y una invitación implícita a abandonar el programa.

Se iba así el único integrante de la vieja guardia de Navarro que formaba parte del equipo de producción, y con ello se quitaba la señora Crespo otra piedra del zapato.

Es así como ha quedado configurada una plantilla de guionistas nuevos coordinados por una amiga de Carmen Crespo, un equipo de seis redactores coordinado por una amiga de Carmen Crespo, una dirección vigilada de cerca por una amiga de Carmen Crespo (la secretaria Helen Hutchinson), y un departamento de producción monopolizado por secuaces de Carmen Crespo: Alfonso García, que vigila el plató y reparte bocadillos de chóped a razón de unos 5000 euros al mes; Míriam Lama, encargada del material de papelería; Álvaro Bonmatí, contable a tiempo parcial encargado de funciones que debería haber desempeñado Míriam Lama de no haber mentido en su currículo; Juanma García, chico de los recados; José Manuel Martínez de Musitu, conseguidor y responsable de grabaciones; Raquel Fernández, encargada de coordinar las rutas de ida y vuelta a los estudios; y Alejandra Rodríguez, siniestro brazo ejecutor de Carmen Crespo, que hace llamadas telefónicas desde su mesa, se sienta como un batracio en el plató durante el directo, y se dedica a conspirar en los pasillos.

En resumen, mucha diversificación para un total de siete empleados, en el único departamento del equipo que no ha sufrido más que una baja: casualidad o no, la del ya citado Miguel González.

¿Qué se puede esperar de un programa en el que hay más personal contratado en producción que en redacción?

COSTES DEL PROGRAMA

No se conocen a ciencia cierta los costes de desplazamiento derivados de trabajar en Fuente el Saz del Jarama (a unos 30 kilómetros de Madrid, pero a pocos minutos del domicilio de Carmen Crespo), la localidad elegida por la productora ejecutiva para instalar el plató y las oficinas de Ruffus & Navarro.

Sí se sabe que en lugar de promover la asistencia gratuita de público se ha preferido contratar los servicios de la agencia profesional Max Estrella, a través de una amistad de Alejandra Rodríguez, pagando 27 euros por espectador: una cifra cercana al doble de lo que se suele desembolsar en otros programas. Similar negocio se ha llevado a cabo con el cátering; se alegaron motivos de operatividad para justificar la contratación de una empresa amiga de Carmen Crespo en detrimento del cercano restaurante Los arcos.

Se pasó de cuatro primeros y cuatro segundos a elegir, en el restaurante, a dos primeros y dos segundos, en el cátering; de postre casero, a postre de supermercado; y de una sala acogedora y bien climatizada, a un gélido barracón anexo al plató del programa.

Pero también, de pagar ocho euros por comida en el restaurante, a doce euros en un cátering del que, en una ocasión, salieron cerca de diez integrantes del equipo intoxicados. No son pocos los que, a estas alturas, se preguntan a quién (además de a la señora Crespo y a la empresa de cátering) se ha beneficiado con el cambio.

De productora ejecutiva a productora, jefa de redacción, subdirectora, y, prácticamente, canguro de los niños de Pepe Navarro: nunca un sueldo mensual de 12.000 euros había dado tanto de sí.

Enlaces:

Televisión Española retira de su parrilla el programa de Pepe Navarro

El desmesurado presupuesto de Ruffus

Navarro contra su equipo

Una presentación indecente

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído