La imagen de Pocholo Martínez Bordiú cruzando el umbral del plató, con su mochila al hombro y una sonrisa que evoca la infancia, contrasta con el personaje que ha decidido dejar atrás: el rey de la noche, de las fiestas sin fin y los escándalos convertidos en espectáculo.
Su declaración de que “cuelga las botas” y se retira de la noche simboliza el cierre de una etapa significativa en la televisión y en la movida nocturna española.
En un momento donde los programas de corazón y las tertulias nocturnas dominan la pantalla, el nieto más rebelde de Francisco Franco se sentó en Telecinco para llevar a cabo algo insólito: poner orden en su propia vida.
Tras más de cuatro décadas vinculado a discotecas, celebraciones y celebridades, ha decidido iniciar “una etapa diurna” en Ibiza, la isla que ha sido testigo de todo lo que ha vivido y donde ahora anhela ser visto bajo otra luz.
Un adiós a Pachá y a una noche irreconocible
Durante la entrevista, Pocholo resumió su cambio de rumbo con una sencilla afirmación: “He estado en Pachá desde el año 83 y ya es hora de cambiar de tercio”. Más de cuarenta años lo ligaron a esa icónica discoteca ibicenca, donde se convirtió en uno de esos personajes que no necesitan un título para dejar huella.
Asegura que la decisión es completamente suya. Explica que Pachá ha cambiado de dueño y que la esencia del local ya no se asemeja a la vivida en los años 80, cuando recorría en una sola noche las cinco grandes discotecas de la isla y siempre se encontraba con los mismos rostros conocidos. Ahora percibe una Ibiza diferente, mucho más privatizada, con menos diversidad y más enfocada en “hacer caja”. Esta transformación le ha llevado a “cortarse la coleta” y dar un paso atrás.
Lo más sorprendente es que afirma que sus famosas juergas son cosa del pasado. Confiesa que ahora, como muy tarde, a las tres de la madrugada ya está en casa. Para quien fue emblema de noches interminables, esta revelación desconcertó incluso a sus compañeros, quienes recordaban maratones festivos junto a él donde era habitual no verlo volver hasta bien entrada la mañana.
De camión-casa al retiro diurno en Ibiza
Lejos de renegar de Ibiza, Pocholo se aferra a ella como su hogar. Reside en un camión convertido en vivienda, un proyecto al que ha dado forma con el tiempo y donde tiene todo dispuesto a su manera. Ese vehículo fue durante años su base operativa: lo trasladaba siguiendo el rastro de fiestas, afters y amigos. Ahora busca que ese mismo camión le sirva para otra finalidad: moverse durante el día, bajo el sol radiante, sin esperar a que abra el siguiente club.
Su discurso es una mezcla entre filosofía espontánea y una clara conciencia del tiempo transcurrido. Habla del cambio como algo inevitable e incluso físico: “En la vida todo es cambio. El cambio es constante incluso en la materia. Luego es opcional progresar”. En su caso, esa evolución implica retirarse del circuito nocturno sin alejarse del ruido mediático. Porque aunque se despide de los reservados, sigue alimentando un relato biográfico lleno de capítulos que la televisión vuelve a sacar a relucir.
El personaje televisivo devorador del individuo
Durante años, Pocholo fue uno de esos nombres que saltaban entre programas sin necesidad de tener un proyecto artístico propio. La mezcla era explosiva:
- Un apellido ilustre.
- Una vida desordenada.
- Pasión por las fiestas.
- Habilidad para generar anécdotas.
- Y un toque impredecible ante las cámaras.
Su participación en “Hotel Glam” dejó dos íconos: él mismo y su famosa mochila, casi convertida en coprotagonista. En su reciente aparición volvió al plató con dicha mochila de piel, vitoreado por un público que coreaba su complemento como si fuera una celebridad invitada. Esa escena capta perfectamente el tipo de famoso que representa: alguien capaz de convertir un objeto cotidiano en mito pop gracias a la repetición y al exceso.
Al mismo tiempo, fue habitual del programa nocturno más irreverente; ese espacio donde los personajes nocturnos eran carne diaria para tertulias. Pocholo encajó perfectamente en esa lógica mediática: cuanto más excéntrico era, más minutos acumulaba ante las cámaras. Con su forma particular de hablar y sus ideas encadenadas sin filtro aparente, se convirtió en contenido puro.
Ocho datos sorprendentes: del apodo a la prisión
El renovado interés por su figura llega acompañado por un repaso a aspectos menos conocidos sobre su vida. Entre ellos hay varios puntos reveladores sobre por qué se ha vuelto un personaje tan magnético:
- El origen del apodo “Pocholo”
Este mote ha llegado a ser tan popular que muchos olvidan su nombre completo. La televisión ha vuelto ahora sobre sus pasos para explicar cómo ese apodo familiar terminó por eclipsar al “José María”. - Su estancia en prisión
Uno de los datos más sorprendentes para las nuevas generaciones es que Pocholo llegó a estar encarcelado. Los programas dedicados al corazón rescatan este episodio como ejemplo del cóctel explosivo entre fiesta y consecuencias reales. Él mismo recuerda esa etapa con risas pero también con cierto pudor; una anécdota más que alimenta su leyenda personal. - La mochila como símbolo
Lo que comenzó como una simple bolsa se transformó en un mito televisivo. Su desaparición hace años generó gran revuelo mediático y teorías diversas; su reciente reaparición casi como fetiche pop demuestra cómo cualquier elemento vinculado a Pocholo puede convertirse rápidamente en símbolo. - Su lado sentimental y recuerdos sobre Sonsoles Suárez
En su reflexión íntima evocó su relación con Sonsoles Suárez, hija del expresidente Adolfo Suárez; reconoció haber «sufrido mucho por amor» junto a ella. Este detalle añade otra dimensión a su imagen eterna como fiestero empedernido; revela también un hombre marcado por cicatrices afectivas lejos del bullicio nocturno. - Lesiones físicas y señales del cuerpo
Durante su última aparición televisiva quedó claro que algo le pasaba con la pierna. Contó cómo arrastra una lesión vascular tras aventuras moteras por el campo y largas horas pie tras pie durante grabaciones culinarias. Más allá del comentario anecdótico, esas dolencias le han servido como recordatorio: ya no puede afrontar ciertas batallas nocturnas como antes.
Escándalos, polémicas y el fenómeno celebrity español
La trayectoria pública de Pocholo narra también cómo ciertos famosos construyen sus trayectorias en España. Su vida ha estado marcada por:
- Detenciones e incidentes legales.
- Conflictos dentro locales nocturnos.
- Episodios descontrolados durante fiestas.
- Confidencias audaces ante las cámaras.
En otro contexto podrían haberse considerado aspectos puramente privados; sin embargo, los programas sensacionalistas los transformaron en combustible para el espectáculo mediático. Lo que para muchos sería un final definitivo fue reciclado constantemente como material narrativo: el joven bien relacionado cuya vida desbordó límites o el nieto rebelde del régimen convertido en ícono nocturno.
Este cóctel lo coloca al lado de otras tantas celebridades surgidas del cruce entre apellido famoso, vida nocturna y televisión; personas cuya fama se sostiene sobre un delicado equilibrio entre simpatía popular, existencia caótica y capacidad para sobrevivir sus propias controversias.
Del exceso a la nostalgia: cuando se apaga la noche
Su discurso también ofrece una lectura generacional interesante. Pocholo parece sentir que aquella noche vibrante ya no existe más; menciona cómo antes “todos se mezclaban” frente a lo actual; dominada por reservados exclusivos y lujo económico desmedido. Para él, aquella era una época donde las barreras entre famosos y anónimos desaparecían alrededor de las cinco am bailando juntos; hoy predominan influencers, listas VIP y mesas cuyo precio asusta.
Su decisión de alejarse del bullicio nocturno puede interpretarse como cansancio físico o incluso como un pequeño acto coherente: si lo vivido ya resulta irreconocible para él prefiere salir antes que convertirse simplemente en decorado dentro de su propia caricatura.
En última instancia, este hombre define afirmando “yo estoy a estrenar”, mientras confiesa dormir ya antes de las tres; está transmitiendo otra idea: incluso los mitos nocturnos buscan finalmente asolearse aunque sea desde ese camión estacionado frente al mar ibicenco. Porque hasta la fiesta más prolongada llega un día donde debe bajar volumen e iluminarse bajo otro sol.

