(o “¿A que no arrimamos todos el hombro?”).
Decididamente, mi señoría está en el buen sendero para llevar a cabo la terapia erradicativa de la pandemia de paro que nos atormenta en esta nación, discutible y discutida o a la vicecontra, que tanto monta monta tanto Isabel como Fernando. ¡Qué pena que esta pareja real o de hecho, ambos inclusive –bueno, mejor dicho: una amba y un ambo-, fueran o fuesen como de derechas! Pero, en fin, la memoria histórica los juzgará… Claro, como que no va a quedar piedra sobre piedra en sus sepulturas… Son las cosas de la historia: que el que quiera vitaminas ha de comer zanahorias, mas con algo de gallina, de gallina en pepitoria.
Dicho lo cual, y dado que se han recibido cantidades astronómicas de mensajes laudatorios “respetive” a las famosas chirigotas “Erradicar el paro es fácil y no es caro” y “¿Se quiere eliminar el paro?”, mensajes como “tu menda apunta la buena senda”, “ese es el buen camino, amigo Rufino”, etc.; animado por estos ¡Sus! ¡Adelante! El tuyo es el buen talante… y otras lindezas por el estilo, mi señoría no puede permanecer impávido a este clamor, no debe hacer oídos sordos a esta “demanda social”, no… Pues eso, que les voy a cobrar muy poco y que mis servicios le interesan a vuesarcedes, al Gobierno y, sobre todo, a mí , claro. ¡Ah!, y a las madres que nos parieron a todos, porque entonces, además, el país estaba muy atrasado y se carecía no ya de una Ley que otorgara u otorgase el derecho de la mujer a abortar (“nosotras parimos, nosotras decidimos”), es decir, a asesinar al nasciturus, no; es que no había ni despenalización del aborto. ¡Qué tiempos aquellos…! Nada: eso era que metían en la cárcel a la madre que decidía abortar, pero el hecho real es que asesinaron a muchos fetos humanos, es decir, abortaron muchas y no se sabe que metieran o metiesen a ninguna de ellas en el trullo…
En fin, como lo nuestro es la cosa de exterminar el paro, no la de no exterminar al nasciturus, vayamos a ello. Ya han leído las dos chirigotas citadas “ut supra”, ¿no? Ya se han enterado del asunto, por lo tanto. Bien, pues hoy va a añadir mi señoría algún otro detalle de las medidas a tomar, por tomar algo caliente. Ahora, que se han reunido los dos sindicatos mayoritarios y un titular de prensa dice que “Los sindicatos abren la puerta a una limitada reforma laboral tras desbloquear los convenios”, mi señoría, como el Kaynes of Puerto Huraco, le exige a los susodichos, en principio, dos detallitos de nada: a) Que una de las reformas laborales ha de ir en la línea de que, en un par de años, ellos van a autofinanciarse con las cuotas de sus afiliados; y b) Que han de reducir el número de «liberados«, de los doscientos o trescientos mil que haya en España, los que haya, a unos veinte o treinta mil. Eso, de entrada, para los sindicatos.
Para las organizaciones patronales, que en un par de años se le retiren las subvenciones o ayudas de distinta índole que reciban.
Y finalmente, como Moncloa ha recogido “el envite lanzado por los sindicatos” y ha mostrado “su disposición a ´abrir el diálogo a tres´, según apuntó Fernández de la Vega” (ABC hodierno dixit), añadir simplemente que otra medida a tomar por el Ejecutivo –si aún no está tomada– es que los susodichos sindicatos podrán, en el futuro, organizar cuantas huelgas o manifestaciones crean oportunas, sin más tope, óbice, valladar o cortapisa que las leyes vigentes. Que lo de no expresarse por estos medios no sea por cuestión de cariño hacia el dicho Ejecutivo, sino porque no sea necesario en bien de España y sus trabajadores, entre los cuales están los parados, situación ésta que ha de ser meramente transitoria. Muy fácil. ¿O no?
7-11-2009.