Cajón de Sastre

Rufino Soriano Tena

Aquí, ¿quién manda?

(o “El poder autonómico versus el poder central”)

¡Qué fuerte, ¿no?! Miren vuesarcedes lo que acaban de ver (a propósito del señor Wert chiste ´facilongo´-) mis ojos, éstos que se ha de tragar la tierra. Extasíense ante este titular con ´entradilla´ y todo: “´Actuarán ´unilateralmente´». «La Generalidad, nacionalistas y PSC pactan saltarse la ley Wert”. La verdad es que hay que tenerlos (los conceptos, me refiero) muy bien puestos”in mente”, para desafiar así, en un Estado de derecho, a la autoridad democráticamente elegida por el pueblo, en votación libre, general y secreta. Hay que cuidar las actitudes. Sería un “no lo hago porque no me sale de los… Bueno, que no lo hago”. Y esto, a mi señoría, con todo el respeto a vuesarcedes y a las mercedes (con minúscula) catalanas, dicho sea no solo sin ánimo no de lucro sino sin ánimo de homofobia en una presunta y virtual lucha de géneros; eso sería, reitero, revelarse contra la “autoritas” que dice el Derecho romano, que siempre lo tenemos tan a mano. Eso que quede nítido, porque si hay alguien que defienda los derechos de las damas…(¡Qué dice uno los derechos; los derechos y los izquierdos, ambos inclusive); si hay alguien que los defienda, ese es mi señoría. Que tan ubérrimo puede ser el uno como el otro, si, por ejemplo, a las mamas de las damas nos referimos.

Dicho esto, y sin introducirnos, por no decir meternos, en la cosa reproductiva de la especie humana, elucubremos acerca de la actitud del ministro de Educación, Ciencia y Deporte, porque hay quien la interpreta como un descenso de calzas o bajada de pantalones por parte del responsable de esa cartera, que no es una cartera ministerial cualquiera sino tridimensional, porque la educación es una cosa; la ciencia, otra; y, finalmente, el deporte es otra más. Tres cosas hay en la vida (música, maestro), en la vida profesional y política del ministro al que refiriéndose viene mi señoría. Y lo hace con el debido respeto y consideración y no como otros que, como queda dicho ´ut supra´, quieren saltarse a la torera (¡ojo!, y en Cataluña, toros, NO) una ley que, aunque aún no lo es, lo será en breve, si el Ejecutivo quiere hacer uso de sus prerrogativas como triunfador, por mayoría absoluta, en las últimas elecciones generales.

Dos posiciones o posicionamientos caben en las presuntas negociaciones de mañana: o el ministro se mantiene en sus trece, frente a la consejera de la Generalidad, es decir, si el representante de España (¡arriba ella!) no sucumbe versus la futura nación de Catalonia (si algún día lo llega a ser); o, por el contrario, el susodicho ministro se bajara o bajase las calzas o pantalones y se doblegara o doblégase a los deseos de la consejera de Educación del presunto país vecino, doña Elena Rigau; país cuya existencia depende, en parte (que no en sus partes, que ella no las ha) de que el varón, ministro él de España, se someta o no. Es decir, admita y consienta la inmersión lingüística, que es el tema que nos lleva a todos de trasero por no decir de culo, que es vocablo más ordinario.

Por nuestra parte (en plural, no: aunque mi señoría las ha), hacemos votos, aunque no seamos zapateros (¡lagarto!, ¡lagarto!), porque Wert no exhiba sus partes pudendas ante la consejera, aunque un descenso de calzas no necesariamente implica o tiene que llevar consigo cualquier tipo de exhibición libidinosa o lujuriosa, gracias a la habitual salvaguarda de suspensorios o zaragüelles, por no decir calzoncillos que usamos algunos caballeros, pues que de lo contrario sería una escena grotesca: la de un desnudo parcial de un caballero ante una respetable dama.

¿Qué acontecerá mañana, siendo así que el señor Wert quizá no pueda dejarse ver (otra vez el chiste, por homofonía) en esa reunión a la que invitado ha a doña Irene , consejera ella del Autonómico Gobierno de la todavía región española de Cataluña? Y, ¡yo qué sé!

Lo que sí le rogaría mi señoría al señor triministro es que, dadas las presuntas concomitancias iconoclastas (Del gr. εἰκονοκλάστης, rompedor de imágenes)
de la señora consejera, haga desaparecer todo símbolo alegórico, emblemático o similar de españolidad, pues, al parecer, a ella le tortura cualquier manifestación de esa índole. Y uno está seguro de que el responsable de la tricartera ministerial aceptará de buen grado nuestro ruego. ¿O no?

12-12-2012.

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Autor

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

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