Al hablar de mi ´último´ libro puede parecer que hubiese editado tantos… Pero no se asusten vuesarcedes, que no es mi caso. Lo que ocurre es que mi señoría valido se ha del ´modus dicendi´ de un amigo que había viajado tan poco y le gustaba tanto presumir de que había estado en tantos países que, por el mero hecho de que en una ocasión había estado en Berlín, siempre que quería decir que conocía esto o lo otro de los indígenas alemanes encandilaba su voz y soltaba la frase de “la última vez que estuve en Berlín…” con lo que él estaba seguro de que no mentía y presentía que sus contertulios iban a pensar que cuando hablaba así era porque, sin duda, habría ido a esa ciudad en bastantes más ocasiones. Con esto quiero decir que cuando mi señoría habla en esta parleta de su, o sea, de mi ´último´ libro, en el fondo aspiro a que vuesarcedes piensen que uno es casi tan fecundo escritor como Menéndez Pelayo, sin ir más lejos. Y no: es verdad que mi señoría libros, lo que se dice libros casi todos los que ha publicado ha sido en colaboración. Sólo a la vista de más de un millar de posts (unos mil doscientos) difundidos en este mismo blog se me ocurrió contratar la impresión de quince ejemplares con los primeros doscientos cincuenta en un tomo. Ni que decir tiene que no se editó como tal, y esos quince libros se distribuyeron entre familiares y amigos. El título fue Cuchufletas o chirigotas. El prólogo lo escribió Pancracio Celdrán, ensalzando a más y mejor su contenido. Pero fue pasado un par de años cuando mi señoría decidió reunir en otro libro los doscientos y pico posts siguientes del blog, aunque ahora ya sí, en plan de libro, con su ISBN y todo, como está mandado. El número de ejemplares fue de cien, más otros veinticinco de obsequio de la Editorial Círculo Rojo por no sé qué motivo. Mi señoría ha de confesar que estos ciento veinticinco ejemplares no me costaron más que los quince que imprimí antes, que fue del orden de los mil euros más o menos. En esta ocasión me planteé la posible comercialización del libro al que llamé Chirigotas o cuchufletas (2), es decir, al revés por tanto de cómo nombré al anterior. Mas como uno presentía que recurrir a que este se vendiera en las librerías implicaba que solo iba a recuperar del orden del 10 % o el 12 % de lo que el librero cobrase, y mi señoría había decidido que el precio fuese simplemente el coste de editarlo, es decir, 10 €/ejemplar. Y pensé que no era ni justo, ni equitativo, ni saludable que mi señoría recuperara sólo 1 € o 1,20 € por cada libro que se vendiese. En vista de ello renuncié a encomendar la venta a nadie, distribuí ´gratis et amore´ no sólo los veinticinco con que me había obsequiado la editorial sino otros veinticinco más; luego vendí directamente del orden de veinte más o menos y los ejemplares restantes aquí están pendientes de que los vaya regalando, vendiendo o Dios sabe qué.
Tras esa experiencia, aunque aún podría editar otros dos o tres tomos más con la extensión de ese último, es decir, de unas 450 o 500 páginas, no sé hasta qué punto vaya a hacerlo. Y es que además ahora sigo aportando chirigotas, cuchufletas o rechiflas a mi blog –“Cajon de sastre”– que, como vuesarcedes están comprobando estoy haciéndolo crecer con posts como éste que están leyendo que, por cierto, tiene poco de desopilante.
Y esto es lo que ocurrido se me ha contarles con motivo de que antier o antes de ayer, como gusten, fue aquí, en España, el día del libro, evento que vuesarcedes habrán celebrado, aunque por la pandemia estén confinados. ¿O no?
25-04-2021.
