LA RETAGUARDIA

¡Sánchez está desequilibrado y el mundo entero ya se ha dado cuenta!

El peculiar manejo de Pedro Sánchez en la cumbre de la OTAN levanta cejas y críticas dentro y fuera de España

En La Retaguardia de este jueves 28 de junio, Eurico Campano cuenta con Eduardo García Serrano, José Ramón Riera y Sergio Fidalgo para analizar todos los detalles del ridículo al que Pedro Sánchez ha sometido a España en la cumbre de la OTAN.

La escena se repite con la puntualidad de un reloj suizo: Pedro Sánchez sale de una cumbre internacional, micrófono en mano, y proclama que España ha logrado “un gran acuerdo” que, casualmente, contradice lo que han firmado todos los demás. La última entrega de este serial político tuvo lugar en la cumbre de la OTAN en La Haya, donde el presidente español desplegó su triste manía de mentir al firmar compromisos que no tiene intención alguna en cumplir.

Mientras los jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Atlántica sellaban un acuerdo histórico para elevar el gasto en defensa al 5% del PIB antes de 2035 —sin excepciones ni matices—, Sánchez afirmaba que España mantendrá el esfuerzo en el 2,1%. Para rizar el rizo, defendió que lo importante son las “capacidades” y no los porcentajes, como si los ejércitos pudieran entrenarse a base de buenas intenciones.

Una cumbre marcada por la presión internacional

La cita en La Haya no era una más. El contexto internacional es explosivo: amenaza rusa, tensiones crecientes en Oriente Medio y un Donald Trump exigiendo músculo militar europeo. La OTAN decidió subir la apuesta, acordando que sus miembros dediquen ese 5% del PIB a defensa y seguridad: un 3,5% para gasto militar puro y un 1,5% para infraestructuras críticas o ciberseguridad.

Sin embargo, España —o mejor dicho, Sánchez— optó por reivindicar una flexibilidad “a la española”, esgrimiendo una carta enviada a Mark Rutte que supuestamente le exime del compromiso. La realidad es menos épica: esa “flexibilidad” sólo permite decidir cómo repartir el gasto cada año, pero no libra a nadie del objetivo final. El resto de aliados lo dejó claro. Por ejemplo, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, sentenció: “sin el 5%, no hay disuasión creíble”.

El doble juego que nadie se cree (salvo Moncloa)

Ni los socios europeos ni los periodistas internacionales entienden muy bien este doble juego. De hecho, desde Italia —con Giorgia Meloni a la cabeza— se califica abiertamente de show lo ocurrido con Sánchez. Nadie parece creerse su versión de los hechos ni comparte su optimismo sobre la posibilidad de mantener a España al margen del consenso.

El problema no es solo externo. Dentro del país también arrecian las críticas. Mientras Sánchez asegura que España ha duplicado el gasto militar desde 2018 (del 0,9% al 2%), la letra pequeña del acuerdo firmado en La Haya contradice su relato: España ha aceptado el 5% como todos los demás. Que luego prometa otra cosa en rueda de prensa resulta difícilmente sostenible.

Efectos colaterales: credibilidad bajo mínimos

La estrategia de firmar compromisos y desmentirlos después empieza a erosionar seriamente la credibilidad exterior de España. Los expertos advierten que este tipo de maniobras restan peso a nuestro país dentro de organismos clave como la OTAN. Además:

  • Se transmite la imagen de que España busca privilegios o excepciones permanentes.
  • Las relaciones con Estados Unidos y otros aliados principales pueden resentirse.
  • Se siembra incertidumbre entre las propias Fuerzas Armadas sobre los recursos futuros.

No es casualidad que voces críticas hablen ya del “teatrillo Sánchez” cada vez que toca defender intereses nacionales ante foros internacionales. La ironía es que mientras saca pecho ante los suyos por haber logrado “la excepción ibérica”, fuera nadie compra ese relato.

El contexto interno: deuda y política doméstica

Todo esto ocurre con una deuda pública disparada (63.000 millones más en un año según datos recientes), una economía que pese al optimismo oficial sigue bajo presión internacional y unas relaciones internas tan convulsas como siempre. En Cataluña, por ejemplo, Sánchez sigue equiparando al territorio con un país independiente cuando le interesa para ganar simpatías nacionalistas. Esta política pendular tampoco pasa desapercibida fuera.

Curiosidades y detalles del caso

  • La última carta enviada por Sánchez a Mark Rutte fue negociada literalmente hasta horas antes de la firma final.
  • El presidente español ha llegado a decir en público que «un gobierno del PP habría firmado el 5%», negando implícitamente haberlo hecho él mismo… aunque su firma figura junto a las demás.
  • Los expertos militares consultados por medios europeos insisten: las capacidades exigidas por la OTAN requieren mucha más inversión real de la prevista por Sánchez.
  • En círculos diplomáticos ya se habla jocosamente de la “excepción sanchista”, una variante patria del famoso “Spain is different”.
  • Las redes sociales internacionales han recogido con sorna algunos titulares españoles sobre el supuesto logro negociador; lo cierto es que ningún medio extranjero relevante ha secundado esa versión.

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