La prestigiosa revista ha elegido la detección de ondas gravitacionales procedentes de dos estrellas de neutrones como el más importante del año

Los diez grandes descubrimientos científicos de 2017

También ha destacado el hallazgo de una nueva especie de orangután o los avances en edición de genes

Los diez grandes descubrimientos científicos de 2017
Recreación de la oolisión de dos estrellas de neutrones ABC/obin Dienel / Carnegie Institution for Science

1. Una nueva era en la Astrofísica

Con el final de 2017 llega el momento de recapitular y plantearse cuáles han sido los avances científicos más relevantes y que tendrán mayor proyección más adelante. Por este motivo, la prestigiosa revista Science ha vuelto a publicar su ránking anual de hitos científicos: la lista revela que, junto al imparable avance de la biomedicina y las herramientas de edición genética, se ha descubierto una nueva especie de primate y se han revelado nuevos detalles sobre el origen del Homo sapiens. Pero si por algo será recordado 2017, es por el descubrimiento del año, según Science: la detección de ondas gravitacionales procedentes de la fusión de dos estrellas de neutrones.

2. Una nueva especie de orangután

Hacía casi 90 años desde el último descubrimiento de una nueva especie viviente de homínido, un gran simio, así que el pasado noviembre los científicos celebraron la presentación del último miembro de la familia a la que también pertenece el ser humano. Se trata del orangután de Tapanuli (Pongo tapanuliensis), el tercero de los suyos junto a los de Sumatra y Borneo. Vive en el área de Batang Toru, una superficie de 1.100 km cuadrados en el norte de la isla de Sumatra. Su aspecto exterior no difiere demasiado del de otros orangutanes, motivo por el que ha pasado desapercibido hasta ahora, pero, según los investigadores, su ADN no deja lugar a dudas de que es una especie única. En el estudio de su genética resultó fundamental la aportación de científicos del Instituto de Biología Evolutiva, centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra (UPF) en Barcelona, según recoge Gonzalo López Sánchez en ABC.


3. La vida íntima de las moléculas

El Nobel de Química de este año premió a varios investigadores impulsores de una técnica, la criomicroscopía electrónica, que permite congelar moléculas en el acto, como si se tratara de una «photo-finish». Esto permite comprender cómo es la estructura de moléculas, como proteínas, y entender cómo interaccionan unas con otras, lo que resulta fundamental para estudiar el funcionamiento de las células o para diseñar nuevos remedios contra enfermedades, entre muchas otras cosas. Los investigadores desarrollaron una técnica para congelar con etanol líquido muestras de moléculas, por las que luego se hacen pasar haces de electrones. Después, sistemas de procesamiento informático analizan la información y componen una imagen tridimensional de la molécula estudiada. Gracias a esto, los investigadores tienen ahora acceso a la estructura real de moléculas fundamentales para la bioquímica y la genética con una resolución y un nivel de detalle sin precedentes. Así, se ha observado cómo funciona la maquinaria que repara el ADN, cómo se forman fibras que originan la enfermedad de Alzhéimer o cómo actúan las «tijeras» moleculares que se usan en las técnicas de edición genética (CRISPR).

4. Artículos científicos libres

Este año, los biólogos asistieron al nacimiento de bioRxiv, una plataforma de versiones preliminares de artículos científicos en el campo de la Biología, desde la Microbiología a la Neurología, en la que los autores pueden colgar sus artículos antes de que estos sean revisados por los editores de las revistas. La ventaja de este sistema es que ayuda a acelerar la carrera de investigadores jóvenes y facilita la comunicación científica. A principios de año, organizaciones de Estados Unidos y Reino Unido promovieron su uso y, en abril, la iniciativa Chan Zuckerberg hizo una importante inversión en bioRxiv para promover su utilización. Por el momento, ahí se publican 1.500 artículos cada mes, lo que quiere decir que queda un largo camino por delante: todos estos son apenas el 1,5 % de los nuevos artículos lanzados cada mes en PubMed, la base de datos de artículos científicos de Biología y ciencias relacionadas, lo que contrasta mucho con la situación en Física de partículas, por ejemplo, donde se publican las versiones preliminares del 70 por ciento de los artículos.


5. Un mejor editor de material genético

Se conocen alrededor de 60.000 mutaciones en el material genético que parecen estar vinculadas con enfermedades humanas. Entre todas ellas, resulta que cerca de 35.000 son causadas por cambios en una sola base, cada una de las moléculas del ADN especializadas en codificar la información genética. Dichas bases, de las que existen cuatro tipos (adenina, citosina, guanina y timina) son como unas letras que contienen la información en un texto: de hecho, se representan con las letras A, C, G y T. Este año, un nuevo avance ha mejorado enormemente la potencia de las herramientas de edición genética, llamadas CRISPR, que permiten editar las letras del material genético y tratar de curar enfermedades. David Liu, investigador en la Universidad de Harvard, modificó la herramienta CRISPR, a la que se ha comparado con unas tijeras del ADN, para que fuera capaz de hacer correcciones de una sola letra sin producir más modificaciones. El año pasado logró convertir una C en una T y en 2017 mostró que era posible sustituir una G por una A, en el que es el fallo más común entre las mutaciones puntuales. Por otra parte, una investigación dirigida por Feng Zhang, del Instituto Broad de Cambridge, Massachusetts (Estados Unidos), logró cambiar una G por una A. Todo esto permite corregir de forma eficaz y precisa errores puntuales en el material genético de embriones humanos. Aunque esto aún no está permitido por las leyes ni los códigos éticos, tiene un enorme potencial para borrar miles de enfermedades hereditarias.

6. Una nueva estrategia contra el cáncer

La Agencia del Medicamento y la Alimentación (FDA) de EE.UU. dio luz verde este año a un fármaco contra el cáncer destinado solo a pacientes cuyos tumores tienen una determinada firma genética. Es la primera vez que este organismo aprueba un tratamiento oncológico basado en un biomarcador sin pensar en el órgano del cuerpo humano donde se haya originado el tumor. El medicamento se llama Pembrolizumab y está fabricado por la compañía Merck bajo la marca Keytruda. Ya estaba aprobado para tratar el melanoma y otros tumores, y ahora puede ser prescrito para cualquier tumor sólido avanzado en niños o adultos, con una condición: las células cancerosas deben estar plagadas de mutaciones en genes que reparan el ADN, independientemente de si se han desarrollado en el páncreas, el colon o la tiroides, etc.

7. El hielo más antiguo: 2,7 millones de años

Un equipo dirigido por investigadores de las universidades de Princeton y Maine anunció el pasado agosto la recuperación de hielo antártico congelado hace 2,7 millones de años. La muestra es 1,7 millones de años más antigua que cualquier otra anterior, y empuja hacia atrás el registro atmosférico a un momento crucial en la historia del clima del planeta.

8. Los primeros de nuestra especie

El estudio de un cráneo y otros huesos procedentes de una cueva del yacimiento de Jebel Irhoud, en Marruecos, ha cambiado lo que creíamos saber sobre los orígenes de nuestra especie, Homo sapiens. Los restos humanos tienen 300.000 años, lo que significa que son 100.000 más antiguos que los fósiles de Etiopía que hasta ahora ostentaban ese récord. El hallazgo sugiere que los procesos evolutivos que llevaron a la aparición de los humanos modernos pueden no haber estado confinados al este de África, como se creía hasta ahora.


9. El triunfo de la terapia génica

Investigadores han logrado salvar la vida de bebés que nacieron con una enfermedad neuromuscular al agregar un gen del que carecían sus neuronas espinales. Estos pequeños sufren de atrofia espinal de tipo 1 (SMA1). Les falta una proteína necesaria para permitir el funcionamiento de las motoneuronas de la médula espinal, lo que provoca que sus músculos se debiliten y, finalmente, que no puedan respirar. Sin el tratamiento, habrían muerto alrededor de los dos años de edad.


10. La «cafetera» que detecta neutrinos

Resulta paradójico, pero algunas de las partículas más abundantes del Universo son también las más escurridizas. El motivo es que los neutrinos apenas interaccionan con la materia convencional, así que son capaces de atravesar la Tierra y todo lo que haya encima de ella como si fueran partículas fantasmales. Además, lo hacen a la velocidad de la luz y en números tan enormes que resultan increíbles. Pero si por algo interesan los neutrinos es porque son partículas fundamentales de las que apenas se sabe nada y que pueden esconder importantes respuestas sobre la materia del Universo. Este año, científicos de la colaboración COHERENT, que agrupa a 90 científicos de 18 instituciones, desarrollaron un pequeño detector, más o menos tan grande como una tostadora, capaz de detectar un tipo de interacción entre los neutrinos y la materia, y que abrió la puerta a investigaciones baratas y sencillas con estas escurridizas partículas. Se espera que esto permita fabricar detectores que ayuden a vigilar reacciones nucleares, a estudiar los neutrinos estériles (los más difíciles de detectar) o a estudiar las propiedades del núcleo de los átomos.

Fuente original: ABC/Leer más

VÍDEO DESTACADO: Astrofísicos de Harvard sugieren que señales cósmicas podrían provenir de tecnología alienígena

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