Charivaria, sonidos callejeros de ayer y de hoy

De las cencerradas a las caceroladas, una curiosa propuesta para el resurgir de CentroCentro

Charivaria, sonidos callejeros de ayer y de hoy
Charivaria - CentroCentro

Herreros, campanas, sirenas, cencerradas, procesiones, pedigüeños, protestas, carnavales, ritos. Una experiencia auditiva a través de registros sonoros completados con abundante documentación visual, una exposición para ser oída a la que han contribuido noventa artistas, escritores, periodistas y compositores. El título de Charivaria -lo menos afortunado dce la muestra-, hace referencia a la palabra francesa que designa la costumbre popular de acosar a alguien con ruido.

Sus organizadores explican que la exposición se compone de relatos sincrónicos que abarcan desde los inicios de la Edad Moderna en Europa hasta la actualidad para sugerir genealogías hipotéticas sobre el uso del sonido como forma de posicionarse en el espacio público. Y que parten de la idea de que el sonido es ‘indelimitable’, que no respeta límites y atraviesa lo público para introducirse en lo privado y viceversa.

El recorrido comienza con los primeros oficios expulsados a los límites de las ciudades a causa del sonido que emitía su trabajo –caldereros, herreros, latoneros, cuchilleros y chisperos– y la apropiación por parte de las clases populares de estos ruidos prohibidos. Calderos, sartenes, cacerolas y cencerros han sido herramientas básicas de la protesta sonora desde el siglo XVII en Europa, tanto en el contexto rural como en el urbano, contra los que incumplían las normas comunitarias. Llegan después las campanas, tan importantes durante siglos y siglos en la vida de la gente, y las posteriores sirenas de mil usos en la construcción de identidades y territorios.

Charivaria se aproxima también a la cultura sonora desarrollada en torno al carro, un universo de ruidos cotidianos desaparecido. El carro de bueyes, o “carro chillón”, es un antiguo carro de eje móvil cuyo sistema de frenado generaba un sonido peculiar, conocido como «ruido infernal» por muchos cronistas del pasado. Los ejes de aquellos carros se prestaban a ser afinados o diseñados buscando determinado efecto sonoro, lo que puede ser comprendido como un antecedente primitivo del llamado «diseño sonoro». La similitud con la práctica actual en los vehículos de motor, el ‘tuning’, conforma el concepto central de la obra ‘site-specific’ que Xabier Erkizia desarrolla en esta sección de la muestra.

Una sección central de la exposición está dedicada a mostrar el trabajo de músicos y artistas callejeros de hoy con testimonios de un ayer de ciegos mendigos con zamfoña o tropues gitanas con panderos. Músicos ciegos que deciden vivir y tocar en la calle, como Moondog y The Space Lady, se contraponen con prácticas artísticas performativas como las de Cuidadoras de Sonidos o los paseos silenciosos de Vivian Caccuri. Y otros apartados de la exposición se centran en el sonido en tanto que medio fundamental de carnavales, festividades invernales, solsticios y procesiones en distintas culturas europeas. Destaca en esta sala la exhibición de la colección de dos decenas de carracas, matracas y tabletas de Francisco Marcos Fernández.

Se aborda la recuperación de los sonidos de las cencerradas en años más recientes, y se documentan estas intervencioners colectivas con ejemplos de diferentes lugares, y  como fueron cogiendo protagonismo social como en el caso de las caceroladas que arrancaron con fuerza en Argentina tras el llamado corralito, y se fueron extendiendo a otros países como herramienta del movimiento antiglobalización desde 2001. En mayo de 2011, los llamados «indignados» tomaron las plazas también al ritmo de caceroladas o cencerradas modernas.

Algunas de las grabaciones que documentaron estos momentos de crisis sistémica se pueden escuchar en Charivaria, entre otros, ‘¿Cuál es el sonido de la guerra contra los pobres? (2007-2011)’, un disco del colectivo Ultra-red, con sesenta minutos de respuestas a la pregunta procedentes de diversas partes del mundo: desde un checkpoint en Ramallah a un mecánico de Mozambique en Johannesburgo. O el disco recopilatorio ‘Sonidos en recesión (2014)’, en el que el colectivo La Escucha Atenta transmite desde un planteamiento fonográfico el devenir del día a día en una situación de crisis económica. O ’15M: Un minuto para la historia (2011)’, el primer disco recopilatorio de artistas sonoros y músicos experimentales en apoyo del movimiento 15-M.

Los comisarios han hecho un buen trabajo, expuesto con claridad y bien documentado. Andrea Zarza (1986) vive en Londres donde trabaja como comisaria en el archivo sonoro de la British Library, y José Luis Espejo (1983) ha comisariado ciclos de conciertos y el Observatorio de la Escucha en el marco de la Capitalidad Europea de la Cultura Donostia-San Sebastián del año pasado.

Una propuesta que se puede y debe relacionar íntimamente con la ofrecida pir la Fundación Juan March de hace un año, ‘Escuchar con los ojos. Arte sonoro en España, 1961-2016, comisariada por José Iges y José Luis Maire (ver nuestra reseña de entonces). Allí se trataba del desafío de exhibir trabajos experimentales acústicos en espacios diseñados para mostrar obras visuales; aquí, de recuperar sonidos del pasado esencialmente y de prestar atención a sonidos actuales de la sociedad de masas en que vivimos. Tanto una como otra abren puertas, como decíamos en aquella ocasión, al inmenso universo que la captación de los sonidos y su creación artificial ha abierto en las últimas décadas, compitiendo con la música tradiciomal -por más vanguardista que sea- y sobre todo dando lugar a una fusión sonidos-música-ruidos que ha revolucionado el panorama musical, y que siendo aún muy minoritaria ocupa franjas crecientes de atención en ese nuevo mundo que ha abierto Spotify y otras aplicaciones informáticas que han puesto el inmenso universo musical acumulado por nuestra humana especie a disposición de cualquiera, en cualquier lugar y en cualquier momento.

Una exposición original, interesante y entretenida para acercarse a lo que siempre nos acompaña sin que a menudo lo notemos, los sonidos que se elevan sobre el ruido ambiente, los detalles de color en el panorama grisáceo, los sonidos del pasado que conforman un lenguaje perdido, tañidos lejanos, rumores de esquilas, traqueteos de carro y percusión  monótona del artresano trabajando la materia. Sólo por ese remanso, merece la pena deicar a Charivaria un buen rato.

PD.- Pero CentroCentro es mucho más que una única exposición, reúne ocho espacios expositivos diferentes de forma simultánea en uno de los lugares emblemáticos de la capital, una auténtica joya a disposición de madrileños y visitantes, con ciclos continuos dedicados a fotografía, historieta y urbanismo en sus cinco niveles. En estos momentos, destacaríamos también la muestra ‘La cara oculta de la luna’, un recorrido por la escena independiente del arte en Madrid entre 1980 y 2003, una de las etapas de mayor explosión creativa en la ciudad, que presenta en orden cronológico una treintena de proyectos de la escena independiente o auto-organizada. Arranca con Espacio P, precedente en los años 80 y lugar de referencia para la performance, el videoarte y la experimentación, y se adentra en la “sucesión imparable de espacios, festivales, ediciones y formatos de trabajo inclasiflicables” de la época, con diez piezas emblemáticas de ese momento que han sido reactivadas por sus autores expresamente para la ocasión. El retorno a lo individual después de la explosión politizada de la transición. Quienes conocieron la revista ‘La luna de Madrid’ sabrán de qué hablamos.

CentroCentro ha sufrido un desconcierto y paralización lamentables con el último cambio de gobierno municipal. Dicen que ya se recupera pero todavía aparece convaleciente, titubeante, peor gestionado de lo que merece. Sigue sin director dos años después de cesado José Tono y sigue sin proyecto claro, que debe ser exponer Madrid en sus mil facetas, exponer madriles desconocidos, fabulosos, sorprendentes y venerados desde tpodas las ópticas artísticas, descubrir sus tesoros, sus contradicciones y sus esperanzas a los madrileños y a los que vienen a conocernos.

Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 7
Despliegue: 7
Comisariado: 7
Catálogo: n/h
Documentación a los medios: 6

CENTROCENTRO – 5ª planta

Charivaria, una exposición sobre el sonido en el espacio público
Del 6 de octubre de 2017 al 28 de enero de 2018
Comisariada por José Luis Espejo y Andrea Zarza
Acceso gratuito

Palacio de Cibeles – Plaza de la Cibeles – Madrid

PROGRAMA DE ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS
– COSMOAUDICIÓN URBANA. Rafael SMP
11 de noviembre. 11:30 h. CentroCentro
Inscripción previa en [email protected]
– VISITA GUIADA AL MUSEO DEL PRADO. Ruth Piquer y Cristina Bordas del Grupo Complutense de Iconografía Musical
9 de diciembre. 12:00 h. Museo del Prado
Inscripción previa en [email protected]
– CLAUSURA. VANG#4. Ramón Andrés y Sara Ruiz
25 de enero. Auditorio CentroCentro. 19:30 h.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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