Otros pintores se dejaron llevar por su imaginación calenturienta. Nos ofrecieron rostros y cuerpos de Jesús que nada tienen que ver con el hijo de María y José
(Celso Alcaina).- He contemplado atentamente el «ecce homo» de Borja, después de la inconclusa restauración operada por la sedicente pintora Cecilia Giménez. En él encuentro puntos y aspectos que me retrotraen a los más arcaicos retratos de Jesús. Cabello, barba, bigote, nariz, boca. Puede ser coincidencia o intuición. Quien sabe si inspiración a persona humilde y creyente.
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