No podía haber un mejor homenaje para un jesuita que destacó por su estudio de los papas españoles que la elección del primer Papa jesuita de la historia
La sala del Instituto Cervantes de Roma fue el escenario, el pasado día 13 de marzo, de un homenaje al historiador Miquel Batllori, con motivo de los diez años de su fallecimiento. El acto tuvo lugar a la misma hora en que se hizo pública la elección de otro jesuita, el cardenal Jorge M. Bergoglio, como sucesor de Benedicto XVI al frente de la Iglesia. «No podía haber un mejor homenaje para un jesuita que destacó por su estudio de los papas españoles que la elección del primer Papa jesuita de la historia», destacó el director del centro, Sergi Rodríguez, quien también agradeció la colaboración para la organización del acto del también historiador y jesuita Josep M. Benítez.
Durante su intervención, el también historiador jesuita Martín M. Morales, profesor de la Pontificia Universidad Gregoriana, analizó la dimensión humana y científica del humanista español, que desarrolló vivió en Roma entre 1951 y 1981, donde fue profesor de Historia Moderna en la PUG y llegó a dirigir la revista Archivum Hsitoricum Societatis Iesu. «Tal vez sea el título de Baltasar Gracián, La sagacidad de un sabio, al que tanto estudió, el que mejor le defina», afirmó el P. Morales. El contrapunto científico sobre el autor lo puso el director de la Escuela Española de Historia y Arqueología, Fernando García Sanz, quien situó a Batllori en las grandes corrientes de investigación historiográfica del siglo XX, al que llegó a definir como «un humanista renacentista en plena época contemporánea».
Miquel Batllori (Barcelona, 1909 – Sant Cugat del Vallès, 2003) fue doctor en Historia y licenciado en Derecho, Filosofía y Teología. Su obra, escrita en diversas lenguas, supera los doscientos títulos y se centra en Ramón Llull, Baltasar Gracián, el Humanismo y el Renacimiento, la cultura de los jesuitas en el siglo XVIII, la familia valenciana de los Borja y otros momentos relevantes de la cultura española y europea. Sus estudios ensayísticos contribuyeron a señalar nuevos caminos de investigación. Doctor honoris causa por la mayoría de universidades de los territorios de lengua catalana, fue galardonado, entre otros, con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (1995), la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio (1984), la Medalla d’Or de la Generalitat de Catalunya (1985), la «Medalla d’Honor del Parlament de Catalunya», categoría de Oro (2001), el Premi d’Honor de les Lletres Catalanes (1990) y el Premio Nacional de Historia Española (1998).
