La marginación, la oscuridad ante el futuro y el escándalo de la corrupción ponen en peligro la paz social
La crisis económica y de valores éticos que atraviesa el mundo global no se combate «poniendo en cuestión» a las instituciones fundamentales porque abocaría «al caos», ni tampoco desde la crispación porque «no construye futuro», ha reflexionado hoy el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez.
«Nuestra sociedad, sumergida en horas de penosa incertidumbre, no debe ceder al peligro de poner en cuestión a las instituciones fundamentales, que son como los pilares que desde hace tiempo sustentan la sociedad», ha sostenido el prelado durante una homilía celebrada en la iglesia de El Salvador.
Blázquez, durante la misa de exaltación a San Pedro Regalado, patrono de la archidiócesis y de la ciudad de Valladolid que hoy se festeja, ha defendido la honradez, el «respeto a los demás», el «trabajo inteligente», la perseverancia y el apoyo al más necesitado como claves para reconstruir la sociedad.
«En cambio, el resentimiento, al amargura, la desesperanza, las descalificaciones personales causan desaliento. La crispación, aunque sea un desahogo, no construye futuro», ha insistido antes de lanzar una nueva recomendación: «corrijamos los fallos, pero no tiremos las instituciones por la borda. Quedaríamos expuestos al caos».
Para quienes tienen «el encargo de gobernar», ha pedido a Dios que les «ilumine» para tratar de salir de «esta crisis dura y duradera» en la que «debemos compartir beneficios y sacrificios; y particularmente debemos evitar que los más vulnerables carguen con el peso mayor».
No obstante, Blázquez, vicepresidente de la Conferencia Episcopal, ha recordado a los gobernantes que el trabajo «es un derecho y humana obligación» que «dignifica al hombre que se siente humillado», y también ha advertido de que «la marginación, la oscuridad ante el futuro y el escándalo de la corrupción ponen en peligro la paz social».
El prelado ha expresado su convencimiento de que la sociedad atraviesa en la actualidad una «situación decisiva» con la irrupción, «entre sufrimientos e incertidumbres, de un nuevo estilo de vida».
Han escuchado las palabras de Blázquez, entre otros representantes institucionales, el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva; la mayor parte de la corporación municipal; el presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero; el delegado territorial, Pablo Trillo; y el subdelegado del Gobierno, José Antonio Martínez.
La misa se ha celebrado en la iglesia de El Salvador, levantada sobre el solar que ocupó la desaparecida ermita de Santa Elena donde fue bautizado San Pedro Regalado (1390-1456), patrón de Valladolid, de la archidiócesis y de los profesionales de la tauromaquia.
Minutos antes de la eucaristía, en la estatua del santo franciscano erigida junto al templo, las concejalas del Ayuntamiento de Valladolid han realizado una ofrenda floral. (RD/Agencias)