Le dijeron a Jesús que la solución era “comprar” (que paguen y coman los que tengan, los demás que se arreglen como puedan). Pero él respondió diciendo que la solución no era comprar, sino dar y compartir
(Xabier Pikaza).- Éste es el domingo de la multiplicación o, mejor dicho, de la «alimentación». Con cinco panes y dos peces que tenía la gente ( su comunidad) Jesús dio de comer a unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños, es decir, a unas quince mil personas. En aquel contexto de Galilea y de su entorno era muchísimos, una inmensa muchedumbre.
Tenían hambre y Jesús tuvo piedad (es decir, fue un hombre normal, compasivo). ¿Podría hoy Jesús alimentar a los hambrientos del mundo? ¿Le ofrecería hoy su Iglesia (año 2014) cinco panes y dos peces para hacerlo?
Para empezar, Jesús sólo necesita cinco panes y dos peces… Pero los necesita, que se los dé su Iglesia, y que la gente se siente, y que coman juntos, unos y otros palestinos y judíos, prestamistas de los fondos-buitre empobrecidos por haber recibido esos fondos… ¿Podrían sentarse unos y otros, sobre el ancho suelo de Gaza o de Indiana? ¿Podrían mirarse y comer juntos?
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