Necesitamos un 'salvataje' mundial en la educación. Hay chicos y chicas que se están ahogando, y lo que hay que hacer es lanzarse al agua a salvarlos, sin mirar de qué religión es o de dónde viene
(Jesús Bastante).- José María del Corral es pedagogo y teólogo. Y amigo de Jorge Mario Bergoglio. Junto a él, hace más de dos décadas, inició una experiencia educativa en Buenos Aires que hoy, ya como Papa Francisco, aglutina a más de 400.000 escuelas de 70 países. Se trata de Scholas Ocurrentes (Escuelas para el Encuentro), cuyo IV Congreso Mundial se celebró en Roma la pasada semana. Anoche, durante un encuentro con periodistas en Madrid, Del Corral desentrañó las claves de esta iniciativa, cuyo objetivo resulta tan utópico como ilusionante: «Queremos cambiar el mundo».
«Buscamos que los chicos dejen de ser habitantes para convertirse en ciudadanos«, explicó Del Corral, quien abundó en que la escuela no es el único lugar donde se educa a los jóvenes. «Está la escuela, pero también el deporte, y la tecnología. Y luego la calle, la familia, el policía… Debemos crear una escuela de valores». Un concepto nuevo, que aglutina cultura, tecnología y deporte, y que tiene en personajes de la talla de Messi, Buffon o el propio Papa a sus principales rostros. También a Google o Microsoft.
En España, el Barcelona ya ha suscrito un acuerdo con Scholas, y este mediodía, el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, plantará junto a la alcaldesa Ana Botella, un olivo (el símbolo de esta iniciativa, «que irá dando brotes») en la plaza de Colón. También la Liga de Fútbol Profesional y el Consejo Superior de Deportes se han sumado a esta campaña.
En España, ya son cerca de un centenar las escuelas que se han sumado a la iniciativa. El Gobierno, a través del ministro Wert, hizo ver ayer a Del Corral que el sistema educativo español es complejo para admitir iniciativas de este porte. «Pero hay que animarse a cambiar el sistema, los chicos no pueden esperar», señaló el presidente de Scholas Ocurrentes, quien denunció que «necesitamos un ‘salvataje’ mundial en la educación. Hay chicos y chicas que se están ahogando, y lo que hay que hacer es lanzarse al agua a salvarlos, sin mirar de qué religión es o de dónde viene».
«Los jóvenes pueden cambiar el mundo», apunta Del Corral, quien apunta dos claves: «identidad y sabiduría». Y construir las cosas «de abajo para arriba». «Es mentira -añade- que la educación esté en manos del docente, o que salga de un Ministerio. La educación tiene que ver con lo que el chico aprende en la vida: en la calle, en el presidente, en la play station, viendo a Messi pelotear… en el mundo que le mostramos los adultos. Como dice el Papa, «hay que recuperar la responsabilidad social educativa».
La iniciativa de Scholas Ocurrentes es ambiciosa, pero también puede ser tachada de populista. «Populismo es dejar que las cosas sigan igual por miedo«, contesta José María del Corral. «Se educa de lo que se es, no de lo que se sabe. Queremos que el mundo entero sea un aula, porque hoy vivimos una emergencia educativa. El mundo se está cayendo, hablamos de una guerra en pedazos».
El impulso del Papa Francisco, en este punto, resulta decisivo. Del Corral le conoce bien, y casi se emociona al recordar sus encuentros con Bergoglio. «El Papa es un pastor con olor a oveja, que no mira desde arriba ni vive encerrado. Está el día entero con la gente«. El Vaticano no le ha consumido, más bien al contrario. «Pareciera que hubiese vivido allí siempre, no es un extraño, sino que vive entregado, sabiendo que no está allí de paso».
¿Hasta cuándo? Del Corral reflexiona: «Francisco tiene claro que su papado no se mide por su duración, sino por su intensidad. No va a estar mucho tiempo, pero sabe que tiene que hacer muchas cosas«, añade el pedagogo, que deja la puerta abierta a una renuncia papal. «El Papa es un jefe absolutamente exigente», constata, al tiempo que asegura no temer que los famosos que se adhieren a la iniciativa de Scholas puedan «usar» al Papa para sus propios intereses. «Da lo mismo, lo que él quiere es que le ayuden a ayudar a los chicos».
«Queremos cambiar el mundo. Con toda humildad, eso es lo que la gente espera», repite. «Más allá del Papa Francisco, esto es lo que la gente de buena voluntad espera. Este Papa es la revolución de la fe».