Pintan un mural contra la xenofobia y el racismo para la misa del Papa en Panamá

Ulloa reconoce que la caravana de migrantes merma la asistencia a la JMJ

Lamenta que "la realidad de Centroamérica" impide a muchos realizar el "sueño" de ir al evento

Ulloa reconoce que la caravana de migrantes merma la asistencia a la JMJ
José Domino Ulloa, arzobispo de Panamá

El Papa "va a llegar a los corazones de todos para evitar que el mundo siga llenándose de odio, de xenofobia y racismo", afirmó Gabriela Pérez

(C. Doody/Agencias).- «La realidad de Centroámerica» y las circunstancias de la nueva caravana de casi dos mil migrantes hondureños, guatemaltecos y salvadoreños que actualmente avanza por Guatemala «ha afectado» la asistencia a la Jornada Mundial de la Juventud, reconoció este jueves el arzobispo panameño José Domingo Ulloa.

«La realidad de Centroamérica, sobre todo en estos últimos meses, ha afectado, pues al principio la disponibilidad de venir había aumentado y ahora las circunstancias les impiden cumplir ese sueño», señaló el jefe de la Iglesia Católica local, aunque aseveró que esperan unos 46.000 peregrinos centroamericanos.

Preguntado sobre el apoyo de la Iglesia a los migrantes, el arzobispo panameño reconoció primeramente que las realidades de las naciones de la zona los obligan a buscar otros horizontes, porque no tienen «las oportunidades y condiciones en su propio país» y la institución religiosa ayuda en la alimentación y descanso en la ruta.

Ulloa dijo que el Papa Francisco reiteró que la jornada en esta región es «para darle la oportunidad a todos estos jóvenes que jamás pueden pensar en venir a Panamá», y ahora tienen «motivación y oportunidad», mientras que a eventos similares en otras partes del mundo por los altos costos, solo pueden asistir unos pocos.

A una pregunta de cuál considera que hubiera sido el mensaje de Monseñor Óscar Arnulfo Romero a la jornada, el arzobispo señaló «con temblor en la piel» que él diría: «podamos siempre acompañar y estar al lado de los más necesitados, y que a través de nosotros podemos ir cambiando».

Amplió su respuesta al sentenciar que «esa es la responsabilidad que tiene el joven: hay que cambiar el corazón, pero también hay que cambiar las estructuras, y asumir responsablemente la misión que en estos momentos los jóvenes tienen».

Y acotó que «Romero nos dice: una transformación, un cambio nuevo, esto es posible al lado de la gente; o como decía Romero, ser voz de los que no tienen voz».

 

 

Sobre el encuentro programado del Sumo Pontífice y jóvenes reclusos de un centro penitenciario, afirmó que «el Papa va adonde los jóvenes que no pueden venir», y él los escuchará y animará, aunque muchos de ellos no son católicos, «pero lo importante es el joven como tal», y agregó que grupos musicales también irán a las cárceles.

Hasta el momento se inscribieron para participar en la jornada más de 100.000 peregrinos de 150 países de los cinco continentes, señaló, y confirmó que hasta el momento miles de jóvenes de 56 naciones participan en la pre-jornada, la cual comprende programas en varias regiones del país y la vecina Costa Rica.

La JMJ, a celebrarse del 22 al 27 de enero, contará con la presencia del Papa Francisco que se incorporará el 23 con una agenda que incluye un acercamiento al mundo del dolor, donde primarán encuentros con enfermos y marginales, e incluso la visita al Centro de Cumplimiento de Menores, al este de la capital.

Después de la misa del domingo 27 de enero, el Obispo de Roma visitará la casa-hogar el Buen Samaritano, un centro de acogida para pacientes de VIH-Sida carentes de recursos para afrontar su condición.

Tendrá, además, actividades protocolares donde lo recibirá el presidente panameño Juan Carlos Varela, se reunirá con el cuerpo diplomático acreditado en esta capital, integrantes de la sociedad civil y más de 70 obispos centroamericanos.

 

 

Pintan un mural contra la xenofobia y el racismo para la misa del Papa

Concentrada mirando el lienzo, con un delantal para no mancharse la ropa y en completo silencio, la panameña Maritza Camargo desliza con agilidad el pincel sobre la tela en una pequeña sala reconvertida en taller de pintura en Ciudad de Panamá.

Allí, entre un montón de bastidores, paletas improvisadas de colores y un sofocante calor, un grupo de artistas noveles trabajan en un mural bajo la dirección del pintor ecuatoriano, Iván Delgado.

La obra, en forma de vitral, presidirá el día 27 la última misa que oficiará el Papa Francisco durante la Jornada Mundial de la Juventud.

En la pintura aparecen Jesús, María y una barca con cinco jóvenes representativos de los cinco continentes, detalle que es interpretado por Camargo y sus compañeros como un mensaje contra la xenofobia y el racismo.

El mural «tiene un mensaje de solidaridad», afirmó a AFP el creador de la obra, Rolando Domingo.

«Nosotros no podemos olvidar nuestras raíces y nuestro origen poliétnico. Panamá es chino, indio, negro, europeo, hemos tenido presencia de todas las culturas y razas a través de toda nuestra historia», añadió.

 

 

Papa «cachimbón»

El Papa Francisco llegará el día 23 a Panamá, donde está previsto que se refiera a la xenofobia y a la crisis migratoria que vive Centroamérica.

La migración ha estado en el centro de la agenda centroamericana por la salida de miles de hondureños, guatemaltecos y salvadoreños en caravana rumbo a Estados Unidos, huyendo de la pobreza y la violencia.

«Todos somos iguales, todos podemos estar juntos» porque «el color de la piel, la raza, el origen, eso al final del camino no es lo que nos hace más grandes ni más pequeños», indicó Camargo, una enamorada del arte renacentista.

Los pintores panameños creen que su cuadro y los discursos del Papa, sumados a su carisma, pueden ayudar a concientizar contra la discriminación de los migrantes.

El Papa «va a llegar a los corazones de todos para evitar que el mundo siga llenándose de odio, de xenofobia y racismo», afirmó Gabriela Pérez, otra de las pintoras.

El Santo Padre «es un hombre cachimbón (muy bueno)» que ha sabido «llegar a la gente con naturalidad, espontaneidad y lo más importante, con humildad», dijo Delgado.

 

 

«Ha sido difícil»

El mural de 10 metros de ancho y 8,1 metros de alto está compuesto por 153 panales pintados en acrílico. Los lienzos son trabajados por separado para unirse posteriormente.

Cada tarde, los aprendices acuden a la casa de Delgado, un inmigrante ecuatoriano que lleva más de 40 años en Panamá y que ya regaló un cuadro al Papa San Juan Pablo II.

El proyecto «nos puso a tambalear un poquito y a dudar porque no ha sido fácil el concatenar tantas piezas en manos de alumnos que muchos están comenzando», afirmó Delgado.

El pintor sudamericano dirige a sus discípulos, que se enfrentan por primera vez con una pintura en acrílico.

«Este es un trabajo de equipo, donde yo me meto en el lienzo de mi compañero para que el color y el trazo quede igual, ya que al juntarlos no puede haber un trazo distinto al otro», explicó Cecilia Crespo, una decoradora amante de Pablo Picasso y Claude Monet. Mientras tanto, algunos tratan de imaginar qué pasará por sus mentes cuando vean su mural al lado del Papa.

«Estoy convencida de que pegaré gritos y les diré a los que están conmigo que esa mano la pinté yo, ese pie o el pescadito», dijo Pérez.

«Ojalá que esto no sea solamente un fuego artificial», sentenció Domingo.

 

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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