El único que tiene una nómina un poquito más elevada es el obispo, «aunque también es mileurista»
Cualquier movimiento financiero en la Iglesia asturiana pasa necesariamente por las manos del Consejo de Asuntos Económicos, que ayer por la tarde se reunió en la sede del Arzobispado de Oviedo para dar luz verde a las peticiones de varios ayuntamientos, revisar y aprobar las cuentas ya auditadas de la Diócesis referidas al pasado ejercicio y trazar las estrategias económicas que han de seguirse durante unos meses que se prevén duros, con un presupuesto contraído aunque superior a 11 millones. Lo cuenta A.V. en El Comercio.
Presidido por el arzobispo, Jesús Sanz Montes, secundado por los obispos auxiliares, Raúl Berzosa y Juan Antonio Menéndez, y vicarios, en el Consejo tienen una importante representación laicos con nombres propios tan sonoros como el del presidente de ALSA, Jacobo Cosmen, cuyo papel pasa por asesorar a la cúpula de la iglesia asturiana sobre inversiones o fiscalidad.
Otro de los asuntos comentados, a pesar de que no estaba en el orden del día, fue la congelación de los sueldos de los curas, cuya cuantía marca anualmente cada Diócesis española en función del presupuesto disponible en cada ejercicio. La horquilla de salarios oscila para los sacerdotes entre los 600 y los poco más de 800 euros netos mensuales -caso de Asturias- repartidos en catorce mensualidades.
«No hay grandes diferencias», explica el ecónomo diocesano, José Ramón Garcés, que precisa que tampoco existen las categorías profesionales. Es decir: gana más o menos lo mismo un párroco que un vicario general. De modo que «de 1.000 euros no pasa nadie». El único que tiene una nómina un poquito más elevada es el obispo, «aunque también es mileurista».