El delantero holandés se bautizó pocos días antes de viajar a Sudáfrica

Uruguay se encomienda a San Cono y Holanda, al converso Sneijder

San Cono, monje benedictino, es el "santo de la lotería" para los uruguayos

San Cono, talismán de la selección gracias a un niño de 9 años que repartió entre los jugadores del equipo uruguayo una estampita con su imagen antes de que partieran a Sudáfrica

Wesley Sneijder es el claro ejemplo de que los caminos del fútbol son inescrutables. Hace exactamente un año, el polivalente centrocampista holandés era un tipo que coqueteaba con las profundidades abisales de este deporte, despechado con un Real Madrid que le enseñó la puerta de salida después de dos temporadas de unión salpicadas por constantes lesiones que le impidieron ofrecer un rendimiento constante y una vida extradeportiva demasiado activa en la noche madrileña.

Sneijder se resistió a dejar el club blanco, intentó agarrarse a un clavo ardiendo pero al final, igual que su compañero y compatriota Arjen Robben, tuvo que exiliarse para hacer caja y sitio a la nueva hornada de galácticos de Florentino Pérez. Su destino fue el Inter de Milán y, con José Mourinho como confidente, su fútbol abandonó las tinieblas para abrazarse con la luz y guiar a su nuevo equipo a ganar el Scudetto, la Copa italiana y la Liga de Campeones.

Su rendimiento ha tenido continuidad en el Mundial y sus goles han colocado a la oranje en la antesala de la gran final, una cota que muy pocos esperaban que pudieran alcanzar los entrenados por Bert van Marwijk.

La metamorfosis de Sneijder ha sido aplaudida por el mundo del fútbol -la revista France Football le coloca a día de hoy como uno de los máximos favoritos a ganar el Balón de Oro después de decir de él que «no es el más grande ni el mejor en absoluto, pero este año transforma en oro todo lo que toca»- y por los incondicionales de la oranje, que temían que su paso por el Real Madrid podía haber torcido la carrera de un jugador que brilló sobremanera en la fábrica del Ajax.

Lo cierto es que los temores eran fundados. Después de una primera campaña prometedora, el rendimiento del centrocampista holandés bajó muchos enteros en la pasada. Las lesiones hicieron mella en su cuerpo, pero el mayor problema radicó en su mente. Se divorció de su mujer, Ramona Streekstra, en junio de 2009 y comenzó a frecuentar el mundo de la noche hasta el punto de ser conocido con el sobrenombre de Whisky Sneijder en muchos círculos de la siempre peligrosa madrugada madrileña.

El hecho de verse en la lista de transferibles el pasado verano fue la puntilla para él, aunque, paradójicamente, el traspaso al Inter ha acabado siendo un excelente punto de inflexión para un jugador que pese a haber recorrido ya mucho camino tiene 26 años recién cumplidos.

El amparo de la religión

En Milán, donde Mourinho le otorgó toda su confianza y le dio plenos poderes, Sneijder no sólo ha recuperado su nivel de juego de antaño -excelente lanzador de faltas, buena visión de juego, gran llegada al área desde atrás…- sino que también ha puesto en orden su vida. Y todo gracias a otra mujer, la bella Yolanthe Cabau van Kasbergen, actriz, presentadora y modelo holandesa nacida en Ibiza con la que empezó a salir el pasado mes de agosto y persona que le convenció para completar su conversión al catolicismo.

«Fui a misa una vez junto a mis compañeros y en su forma de tomar parte en ella sentí una fuerza y una confianza que me turbaron», destacó el jugador, que animado por su nueva pareja y por el capitán neroazzurro, Javier Zanetti, se inscribió en los cursos de catecismo para adultos hasta recibir el sacramento del bautismo el pasado mes de junio, pocos días antes de viajar a Sudáfrica.

Sneijder reconoce que es un hombre nuevo. Su vida se rige ahora por los estrictos parámetros que marcan su profesión y el rosario que siempre lleva al cuello, regalo de su novia, le recuerda el espectacular giro que ha dado su día a día, lo que se plasma en los terrenos de juego.

Su rendimiento en el Mundial está siendo espectacular, sus compañeros tienen plena confianza en su aportación, él se siente importante y gracias a la conjunción de todos estos aspectos Holanda está a un sólo paso de repetir presencia en una final mundialista, hito que nunca ha logrado desde los tiempos de la naranja mecánica en 1974 y 1978. Sus cuatro goles en Sudáfrica, sobre todo los dos firmados en cuartos de final ante Brasil, le han confirmado como gran timonel de la oranje.

San Cono, abogado de Uruguay

San Cono, el «santo de la lotería» en Uruguay y un amuleto frecuente entre los aficionados al fútbol en el país, se ha convertido en talismán de la selección gracias a un niño de 9 años que repartió entre los jugadores del equipo una estampita con su imagen antes de que partieran a Sudáfrica.

«Pidió unas estampitas, se las llevó, no sabíamos para qué era y ahora volvió y nos lo contó» su padre, afirmó hoy a Efe el tesorero de la parroquia, Jorge Morela, al relatar la historia del pequeño Santiago Piacentini, publicada en el diario El País.

El niño fue a ver a los jugadores del combinado nacional durante la concentración previa a su viaje al Mundial, realizada en Montevideo.

Como la visita coincidió con la novena de San Cono, que se celebra del 25 de mayo al 2 de junio, el menor le regaló unas estampitas a los futbolistas.

«Les dije que ganaran y no sabía que iba a pasar esto. Ahora estoy muy nervioso», contó Santiago a El País. Según la madre del niño, «Cavani, Forlán y el ‘Loco’ Abreu fueron los que mejor recibieron las estampitas».

«Tabaréz (el seleccionador) me dijo que él no creía, pero que se la daba a su esposa porque ella sí es creyente», narró Santiago.
«A Forlán le dije que era mi ídolo y me dio un abrazo grande. No hablaba, es un poco tímido», agregó.

La capilla uruguaya de San Cono, un santo originario de un pequeño pueblo de la provincia italiana de Salerno y que en vida fue monje benedictino, se encuentra en la ciudad de Florida, a unos 100 kilómetros al norte de Montevideo.

Su origen se remonta a 1882, cuando la colectividad italiana de la zona envió al país europeo a un emisario para conseguir una imagen del santo en Teggiano, el pueblo en el que nació, y al año siguiente comenzó la construcción de la iglesia.

Con los años, San Cono se convirtió en el «santo de la lotería» en Uruguay y todas las primeras semanas de junio los amantes de los juegos de azar apuestan a un número que contenga el 03, porque el 3 de junio es el día del religioso, motivo de peregrinación de miles de fieles a la capilla año tras año.

Morela explicó a Efe que en los últimos días el museo del templo se ha llenado de banderas uruguayas y camisetas celestes, además de fotografías y mensajes de apoyo a la selección nacional.

Pero no es lo único que el visitante puede contemplar en el museo, donde no faltan guitarras, bicicletas y hasta vestidos de novia, todos ellos ofrendas de los devotos a San Cono.
La última ocasión en que Uruguay llegó a las semifinales mundialistas, en México 70, uno de los jugadores también se acordó del santo.

«Atilio Ancheta jugó el Mundial y quedó cuarto. Luego vino acá a dar las gracias a San Cono por la representación que consiguió», recordó Morela, que ha comenzado a creer firmemente en las posibilidades de su equipo en Sudáfrica. (RD/Agencias)

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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