Una serie de asesinatos cometidos por supuestos milicianos ha sembrado el temor en la comunidad copta de El-Arish, donde varias familias han abandonado sus hogares tras supuestamente recibir amenazas en sus celulares
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Supuestos milicianos islámicos balearon a un cristiano copto en su casa del norte de Sinaí, según dijeron las autoridades el viernes. Se trata del sexto asesinato similar en un mes en la inestable región, y algunas familias cristianas hicieron las maletas por temor a ser los siguientes.
Los milicianos irrumpieron el jueves en la casa Kamel Youssef, un fontanero, y lo mataron a tiros delante de su esposa y sus hijos en la localidad de El-Arish, indicaron dos funcionarios que hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a informar a la prensa.
Ningún grupo armado reivindicó el ataque, aunque la filial egipcia del grupo extremista Estado Islámico, que tiene su sede en la península del Sinaí, prometió esta semana en un video redoblar los ataques contra la asediada minoría cristiana.
Una serie de asesinatos cometidos por supuestos milicianos ha sembrado el temor en la comunidad copta de El-Arish, donde varias familias han abandonado sus hogares tras supuestamente recibir amenazas en sus celulares.
El día antes de que muriera Youssef, los milicianos mataron a un cristiano copto y quemaron vivo a su hijo para después arrojar sus cuerpos junto a la carretera en El-Arish. Antes habían muerto otros tres cristianos en la zona, en tiroteos desde vehículos o cuando milicianos allanaron sus casas y comercios.
La Iglesia cristiana copta no ha hecho declaraciones oficiales sobre la serie de crímenes. Los coptos suponen el 10% de la población egipcia y se han visto cada vez más amenazados desde que el ejército derrocó en 2013 al presidente electo, el islamista Mohammed Morsi.
Los cristianos, que han sido uno de los objetivos preferidos por los extremistas islámicos desde hace años, respaldaron de forma mayoritaria al jefe del ejército transformado en presidente, Abdul Fatá el Sisi, en su campaña de persecución contra los islamistas tras la destitución de Morsi.
El norte del Sinaí, que hace frontera con la Franja de Gaza e Israel, ha sido un campo de batalla entre el ejército y los milicianos islamistas desde 2011, cuando la región cayó en la anarquía en los 18 días de alzamiento que llevaron a la caída del veterano autócrata Hosni Mubarak.
El Sisi declaró el estado de emergencia e impuso un toque de queda en la volátil región en 2014 tras unos atentados suicidas en los que murieron unos 30 soldados. El ejército egipcio atribuyó los ataques a un aumento de la militancia del grupo Hamas, que gobierna Gaza y emplea túneles subterráneos para el contrabando.
Las fuerzas armadas derribaron cientos de casas en la zona de la frontera para crear una zona de separación y detener lo que describieron como la infiltración de extremistas desde Gaza. Desde 2013, los milicianos islamistas han realizado varios ataques suicidas en todo Egipto, sobre todo contra la policía y el ejército. Sin embargo, un suicida afiliado al grupo EI se inmoló en diciembre en una emblemática iglesia de El Cairo y mató a unos 30 fieles, la mayoría mujeres.
Ese ataque marcó un punto de inflexión en la estrategia del grupo armado suní, y los cristianos se convirtieron en su principal objetivo. Los extremistas han empleado el apoyo de los cristianos a El-Sisi como pretexto para aumentar los ataques en su contra.
(RD/Agencias)