Incluso reconociendo que la crisis que sacude a la Iglesia también tiene causas exteriores, el Concilio es el agente principal de su autodestrucción
«Diálogo congelado«. El líder de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, Bernard Fellay, ha confirmado en un comunicado oficial que las negociaciones para que la organización fundada por Marcel Lefebvre regresara a Roma se encuentran «en el mismo punto de partida» en que se encontraban en los años 70, cuando se produjo el último cisma en la Iglesia católica.
En una circular enviada «a amigos y benefactores» del grupo, Fellay subraya que, pese a los intentos por parte de Benedicto XVI (quien levantó en 2009 la excomunión a los cuatro obispos ordenados por Lefebvre), desde 2012 la organización estaba en una posición muy delicada, tras la publicación del «preámbulo doctrinal» que debían aprobar a cambio de serles conceida una prelatura personal.
Las dudas generaron una fuerte división entre los que querían aceptar las condiciones del Vaticano y los que consideraban inaceptable cualquier compromiso que incluyera la aceptación del Concilio Vaticano II.
La carta de Fellay, describe las «dificultades» derivan, por una parte, de las condiciones propuestas por Roma, «que no podíamos ni podremos suscribir nunca», y, por otra, de una presunta «falta de claridad por parte de la Santa Sede, que no permitía entender cuál era exactamente la voluntad del Santo Padre, ni qué era lo que estaba dispuesto a conceder».
Incertidumbre que terminó el 30 de junio, cuando Benedicto XVI escribió «claramente y sin ambigüedades las condiciones que se nos imponían para una normalización canónica», es decir «la aceptación del total del Concilio Vaticano II y de la misa de Pablo VI».
Una clausura total al respecto por parte de Fellay, que vuelve a proponer como vigente, a 50 años del Concilio, el análisis del fundador de la Fraternidad, mons. Marcel Lefebvre. «Incluso reconociendo que la crisis que sacude a la Iglesia también tiene causas exteriores, el Concilio es el agente principal de su autodestrucción». Por ello, Fellay resumió y volvió a proponer la condena lefebvriana del ecumenismo, de la colegialidad en la Iglesia y de la nueva concepción conciliar del poder del Papa, de la libertad religiosa, de la misa reformada y del diálogo entre las religiones.
(RD/Agencias)