Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

La infancia tatuada

 

 

Una de las mentiras, o si se quiere inexactitudes, mas asentadas en el ser humano, es su propia definición como animal racional. Lo de animal no voy a discutirlo, pero lo de racional, en general, deja mucho que desear, pues quizá fuera mas ajustado a la realidad definir al hombre como un ser pasional, cuya especie, solo suele utilizar la razón para refrendar en lo posible sus propias pasiones, sentimientos o querencias, desde lo mas subjetivo de su ser y que, en pocos individuos, en muy contadas ocasiones y para determinadas cuestiones, su racionalidad se vuelve medianamente objetiva y consigue con ello aspirar a ese estado que le permite alcanzar esa pretendida condición que tan generosamente se atribuye, y que dice diferenciarle del resto de los seres vivos, de animal racional.

Aseguran los estudios mas prestigiosos en materia de evolución cerebral en edad infantil, que desde el nacimiento hasta una edad que ronda los 7 años, ese cerebro es como un embudo que todo lo traga y digiere con suma facilidad, como un tatuaje gravado a fuego que de no mediar pronto esa pretendida racionalidad, todo lo estúpidamente asentado, puede no borrarse ya a lo largo de su vida.

Es tal el predominio de lo pasional sobre lo racional en el ser humano, que incluso la paternidad, una de las pocas cosas verdaderamente serias y reservada en general a los aficionados, aunque la mayor parte de las veces ni eso, se ejerce casi en su totalidad desde un predominio casi absoluto de lo pasional sobre lo racional. Transmitimos a nuestros hijos, como principales mensajes, todas nuestras taras pasionales, ya sean políticas, religiosas, deportivas, sociales o de cualquier otra índole, todo en forma de “principios” o “valores”, donde la competencia, la descalificación, y a veces incluso el odio y la intolerancia hacia todo aquello que se oponga a esas nuestras pasiones, se transmite, en general, bajo la mas absoluta intransigencia hacia cualquier otra opción que no sea la de nuestra propia irracionalidad, privándoles de una formación personal en la búsqueda del dato objetivo, en la razón como principal herramienta, en la duda como instrumento para el conocimiento, en la verdad comprobada, en la ciencia por encima de la creencia, en la controversia como enriquecimiento y en definitiva en su propia evolución natural.

Hoy si un tipo es de misa diaria, milita en el partido popular y es forofo del Real Madrid, mientras su vecino es del PC de toda la vida, atlético de la muerte y anarquista, sus hijos, con toda seguridad son aleccionados en las mismas pasiones, directa o indirectamente, saliendo de casa el primero, con cinco años, vestido de pijo, camino de la iglesia donde reza toda una perorata de la que nada sabe ni se entera, continua con su presencia, pancarta en mano, en la manifestación pro vida y por la tarde, vestido de mini Ronaldo, al Bernabeu, a chillar contra el árbitro y a sentirse orgulloso porque el equipo de su papa le metió cinco a un contrario, cuyo presupuesto es cien veces menor que el dios deportivo de su joven pasión, encontrándose a la vuelta con el vecino de la misma edad, vestido de atlético, que vuelve de sufrir en el Calderón, donde el equipo de su papá, a base de ir a la guerra contra el rival de turno, en el último minuto le empataron, después de una mañana de manifestación contra los desahucios, enarbolando una pancarta del PC contra los especuladores, los ricos, el PP, etc. Ambos, con cinco años, y ya tatuados a fuego con las marcas de las pasiones paternas de unos irresponsables y manipuladores padres, incapaces de anteponer un futuro en libertad y en racionalidad para sus hijos, a sus torpes y primitivas pasiones.

Pasados unos años, en una España que ni la enseñanza media ni la universitaria es capaz de formar a nadie en libertad, ni de enseñarle a pensar, ni a formar sus propias opiniones, opciones y voluntades, aquel pobre tatuado infantil, si no es capaz por si mismo de convertirse en un ser racional, arrastrará aquellas viejas pasiones con mas fuerza si cabe, con mas pasión, fanatismo e irracionalidad, manteniendo su tradicional voto al partido de sus orígenes, creyente de las mayores bobadas, fanatizado, en las más absurdas tonterias y entregado como forofo al club de sus amores, con independencia de que su partido no ofrezca a la sociedad mas que ruina, su credo sea una solemne estupidez reservada a fanáticos y cortos mentales y su club sea un petardo de tomo y lomo.

Estamos en un año electoral, donde un campo como el de la política cada vez es más ajeno a la racionalidad, aunque de el dependa el futuro de esos hijos a los que tatuar.

En Andalucía, el partido en el poder ha estado durante años propiciando y asentando un clientelismo absoluto, basado en la mas vergonzosa corrupción generalizada. Racionalmente, dicho partido tendría que haber sido borrado del mapa, y sin embargo ha ganado las elecciones. Pura pasión: son los nuestros, es la hija del fontanero, va envuelta en la bandera de Andalucía, enfrente están los señoritos, los que prometen y no cumplen, los que nos han explotado toda la vida, etc.

En Madrid, el partido en el gobierno no para de ver a sus dirigentes encarcelados, imputados o en continua sospecha, al igual que el partido, sus sedes o sus comités electorales, corrompidos hasta las cejas y sin saber dar explicación alguna que convenza a nadie, aunque sus fanáticos seguidores les sigan sosteniendo en el machito, evidenciando que en este país puede mucho más el seguidismo que la honradez, la decencia o el sentido común.

La demagogia, la exaltación de lo local, la falsa humildad, la mentira, el dar lástima, la desinformación, los prejuicios, etc. son el arma de la pasión, la antitesis de la racionalidad, una cualidad que ni en política, ni en el deporte, ni en la religión, tiene nada que pintar para la práctica totalidad de un “pueblo” que ha mamado lo pasional, un pueblo que sigue empeñado en discurrir por caminos en los que la racionalidad nunca inclina la balanza a su favor.

Animales si, racionales…

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

Lo más leído