Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

La hipócrita valoración de la dignidad

 

Siento corregir lo ya expuesto, ampliando razones que pudieran llegar al infinito, por pura indignación, por ética y por hartazgo de ver a tanto vividor a costa de la ignorancia, el fomento del miedo y la intolerancia histórica, quienes, como siempre, intentan subirse al carro al que secularmente han estado parando o empujado en dirección contraria.
Noticia de Europa Press: Con relación a la convocada huelga feminista del próximo día 8 de marzo, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro manifiesta: “Lo comprendo, claro. Hay que defender sus derechos. Lo haría también, lo hace también de hecho, la Santísima Virgen María. La expresión máxima de la dignidad de la mujer está en la Virgen María, porque es “madre” y porque está siempre en los momentos más necesarios de la vida del ser humano, como lo estuvo con Jesucristo. Por ello, indicó que no le extraña que el Papa Francisco marque a los obispos de todo el mundo la dirección de defender la dignidad de las mujeres, porque a su juicio, no hay más valor que el que da el Señor a la mujer”.
¿Se trata realmente de una necedad, de una tomadura de pelo, de una ofensa gratuita, de la expresión de un retrasado mental, o de la secular hipocresía de una organización capaz de lo que sea por no perder comba?.
Sr. Carlos Osoro, usted pertenece a una organización que sí tiene un “reino” en esta tierra, que se llama “Estado de la Ciudad del Vaticano”, la última dictadura teocrática que queda en Europa, a cuyo frente se encuentra un dictador nombrado por una corte de hombres exclusivamente, iluminados en su elección, por algo que ustedes llaman “espíritu santo” y que es concretamente su dios, quien otorga un poder inmenso a un hombre (siempre a un hombre), quien ajeno a cualquier voluntad, protagonismo, o simple participación de mujer alguna, hace y deshace a su antojo, algo que viene sucediendo desde la fundación de su organización, donde en la cúpula dictatorial ha habido personajes de todo pelaje, desde santos, a los más miserables asesinos y todos, al decir de ustedes, elegidos bajo la inspiración del espíritu santo.
En su Estado, el más rico de la Tierra, el de mayor renta per cápita, el que tiene su sede en un edificio construido a base de vender “indulgencias plenarias” al mejor postor, el que contiene los mayores tesoros de la humanidad, el único cuya banca no puede ser intervenida, que recibe las fortunas mas inconfesables, que se ha nutrido a lo largo de la historia, entre otras “imposiciones”, de las herencias de tantas viudas, a la espera de su muerte, a las que a cambio se les ha ofrecido la “salvación”, con donaciones hijas del miedo que ustedes han sembrado amparados en la ignorancia, la mujer, 32 en el censo vaticano de 2013 (1 monja y 31 empleadas seglares) de un total de 840 personas, 73 de ellos cardenales, se limita a misiones puramente serviles, en un mundo libre donde ustedes, en usos y costumbres, afortunadamente ya no son más que una verruga, una ancestral verruga, lo que aun prevalece en todo punto donde su organización tiene poder, en esa gran parte de la Tierra donde la mujer es torturada y mutilada sistemáticamente a mayor gloria, en general e intemporalmente, de las religiones, de todas las religiones, las actuales mas primitivas y las que lo siguen siendo, que si no hubiese un mundo libre, todavía hoy seguirían ejerciendo, condenando y relegando a la mujer al ostracismo.
Tan es así, que incluso en la fantasía creacionista en la que reposan sus fundamentos, la hacen proceder de una costilla de un hombre y la culpan de los males de ese pobre hombre y, en extensión, de todas las desdichas de la humanidad, por la que el genero humano ha de penar mientras viva.
Entre sus santos varones, y destacando únicamente a los que ustedes mismos consideran más representativos, como pueden ser San Pablo, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, e incluso el padre de la iglesia, Tertuliano, de entre los que forman legión opinando gilipolleces sobre las mujeres, escojamos algunas de sus sentencias más comentadas:
“Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice”. San Pablo, en la 1ª carta a los Corintios.
“Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada”. San Pablo, en la 1ª carta a Timoteo
“Tu eres la puerta del demonio; eres la que quebró el sello de aquel árbol prohibido; eres la primera desertora de la ley divina; eres la que convenció a aquel a quien el diablo no fue suficientemente valiente para atacar. Así de fácil destruiste la imagen de Dios, el hombre. A causa de tu deserción, incluso el hijo de Dios tuvo que morir”. Tertuliano (de culta feminarum).
“No alcanzo a ver que utilidad puede servir a la mujer para el hombre, si se excluye la misión de concebir niños”. San Agustín.
“Las mujeres no deben ser iluminadas, ni educadas en forma alguna. De hecho deberían ser segregadas, ya que son causa de insidiosas e involuntarias erecciones en los santos varones”. San Agustín
Veamos ahora alguna de las muchas “perlas” de Santo Tomás de Aquino, patrón de los estudiantes (!).
“En lo que se refiere a la naturaleza del individuo la mujer es defectuosa y mal nacida, porque el poder activo de la semilla masculina tiende a la producción de un perfecto parecido en el sexo masculino, mientras que la producción de una mujer proviene de una falta de poder activo”. Santo Tomás (summa teológica).
“Cuando nace una mujer es porque el semen es débil, porque el material del útero es inadecuado, o por la influencia de factores externos como los vientos del sur, que hacen que la atmósfera sea húmeda. Se trata de un accidente”. Santo Tomás.
“Hablando en forma estricta, cada mujer es un monstruo de la naturaleza”. Santo Tomás.
Podríamos seguir hasta el aburrimiento, si es que tamañas imbecilidades pronunciadas por lo mas docto de su organización aburrieran en lugar de indignar, Sr. Osoro, y esto último, lo dice quien ustedes siguen considerando que ha de ser el patrón de los !!!estudiantes!!!… y “estudiantas» que diría un enemigo del idioma.
Dice usted que no hay más valor que el que da el Señor a la mujer. ¿No le da a usted vergüenza tamaña hipocresía?. Dice que hay que defender la dignidad de las mujeres. ¿Sabe usted lo que significa la palabra dignidad? ¿Que entienden en el Vaticano por dignidad de la mujer?.
Dice usted que la expresión máxima de la dignidad de la mujer está en la Virgen María porque es “madre”. Mire usted, la dignidad nada tiene que ver con la maternidad, ya que madres son también las cucarachas, las ratas y no hablemos de las hienas, uno de los animales en los que el sentimiento de maternidad, de sacrificio, de amor y de entrega es más acentuado. Hay montones de mujeres con una dignidad ejemplar que no han conocido la maternidad. La dignidad no tiene nada que ver con la maternidad, y menos con la virginidad.
Sepa usted, por otra parte que, así como la maternidad bien ejercida es una virtud, la virginidad no es ninguna virtud, sino todo lo contrario. La virginidad no es más que un anhelo ancestral del macho, un anhelo de dominio, de exclusividad, una obsesión en quienes, como ustedes, no han querido comprender nunca las razones de la mujer, ni su dignidad, ni su protagonismo en la vida, reducida por ustedes a la labor puramente maternal, un monstruo de la naturaleza, de utilidad unicamente uterina, al menos eso opinan sus mas doctas figuras, hasta ahora no corregidos, en siglos, por ninguno de los representantes de su dios en la Tierra.
Gracias al sexo, usted está vivo y puede seguir la saga de los paridores de gilipolleces expuestas, decir las tonterías que dice, gracias a que su madre no se mantuvo virgen, como ustedes recomiendan a sus “monjitas” que les sirven, sino que por haber copulado con su padre, hoy hemos de soportar su ataque y su burla a la auténtica dignidad de la mujer. Necesitaron de un espermatozoide y de un óvulo para que el nacimiento se produzca, y lo hicieron, en el mejor de los casos, en un éxtasis de placer (!pecado!).
Hoy sin embargo, y gracias a la ciencia, no a absurdos milagros, ya es posible el nacimiento sin que haya contacto entre hombre y mujer, e incluso desde la virginidad, gracias a la fecundación in vitro, un adelanto científico que consiste en una técnica de reproducción asistida en la que se trata de conseguir que un espermatozoide fecunde el óvulo fuera del cuerpo de la hembra, en un laboratorio; una vez logrado el o los embriones, el médico o técnico los transfiere directamente al útero para tratar de obtener un embarazo. El “milagro” no se debe a ningún señor con alas, con plumas en la espalda y vestido de blanco, se debe a un científico, a alguien serio, a Robert Edwards, premio Nobel de medicina, quien en 1978 consiguió el nacimiento del primer bebe probeta, de manera que si ese bebé nace de una mujer virgen o no, carece de la menor importancia entre seres humanos que respetan la dignidad de la mujer por encima de los deseos animales de exclusividad del hombre, que precisa romper el precinto para exaltación de su vanidosa masculinidad, o de historias creadas por vividores a costa de la ingenuidad de tanto crédulo en patrañas de un pasado de incultura y de oscuridad científica, incapaces de valerse de su supuesta capacidad de discernimiento para no dejarse engañar.
Ustedes, en su organización, tienen un larguísimo historial de mal trato a las mujeres, de violaciones, de abusos, de concubinatos, de condenas a morir quemadas acusadas de brujería (¿sabe usted lo que es eso?, ¿se ha parado a pensarlo?, ¿se le ha pasado por la cabeza lo que puede ser el sufrimiento de un ser humano cuando lo queman voluntariamente quienes hablan de amor, de misericordia, caridad, etc.?), de menosprecio y de todo tipo de ofensas, para que ahora vengan a defender la dignidad de la mujer a base de vírgenes y maternidades. ¿Ustedes están de acuerdo con que la mujer reciba un trato igualitario?, ¿ustedes?. Siempre viendo la paja en ojo ajeno e incapaces de ver todas las vigas del mundo en el propio, siempre dando lecciones…
Si su líder les pide que defiendan la dignidad de las mujeres, empiecen por pedirle a él que ordene medidas reales y tangibles en su casa para lograrlo, que les deje a ustedes formar una familia, que les deje a las mujeres actuar como les deja a los hombres, que haya cardenales mujeres que no digan las babosadas de tanto marchito purpurado, que pueda haber un Papa mujer y que haya hombres sirviendo a mujeres en su organización, lo hacen otras religiones del mismo origen. A partir de ahí hablen lo que quieran, pero no antes, y menos desde la hipocresía de creernos tontos, desde actitudes de una necedad insultante ajenas al propio concepto de dignidad. ¿Que les hace seguir discriminando y menospreciando a la mujer?
Mire usted, Sr. Osoro, que ya es usted mayorcito y a estas alturas ya debería saberlo, y de saberlo, actuar en consecuencia, aunque también tiene entre los “suyos” a buena parte de lo más intolerante y fanático de la irracionalidad, heredera de una vieja tradición inquisitorial de vocación, que le critican por lo contrario, me consta. La dignidad, en femenino, es la cualidad del que se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia si mismo y hacia los demás y no deja que le humillen, ni degraden ni le menosprecien, es algo que hace referencia al valor inherente al ser humano por el simple hecho de serlo, en cuanto ser racional, dotado de libertad. No se trata de una cualidad otorgada por nadie, sino consustancial al ser humano, e igual para hombres y mujeres.
Vaya usted a la manifestación del día 8, y si no le corren a gorrazos, es porque el ser humano, en el fondo, es mas bueno, o más tonto, de lo que ustedes merecen, porque si hay algo que ustedes no merecen es ese silencio cómplice de tantas tertulias a no mencionar su organización a la hora de polemizar sobre el machismo, sobre la violencia contra la mujer, sobre la discriminación, el desprecio, sobre tantos abusos que históricamente no han hecho otra cosa que propiciar, beneficio, en un ejercicio de desmemoria histórica, que afortunadamente esperemos tenga los días contados.

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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