Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

A la ignorancia se la llama «lenguaje políticamente correcto»

Hay una curiosa tendencia en los más diversos sectores a «innovar» «rompiendo» «esquemas establecidos». La mayor parte de las veces esté «afán de innovaciones» no es sino una forma de ocultar la ignorancia sobre los fundamentos de una ciencia. Así pasa en el Derecho… y en el Lenguaje.

He dedicado algún trabajo a criticar algunas «innovaciones» (a mi juicio, absurdas) en el Derecho Constitucional y que, a mi entender, se explican por una falta del debido conocimiento de las bases teóricas de esta ciencia. Pero esto son cosas que quedan, mayormente, entre los especialistas.

Más grave es la introducción de estas «innovaciones» en la Lingüística con su posterior difusión en el lenguaje ordinario. Una de estas «innovaciones» verdaderamente espantosas es la de la crítica al lenguaje supuestamente «machista».

Un colega, Catedrático de Filosofía del Derecho, me hace llegar este texto, que, por su evidente interés, reproduzco aquí.

¿PRESIDENTE o PRESIDENTA?

En español existen los participios activos como derivados de los tiempos verbales.

El participio activo del verbo atacar, es atacante;
el de salir, es saliente;
el de cantar, es cantante;
el de existir, existente.

¿Cuál es el participio activo del verbo ser?

El participio activo del verbo ser,
es ‘el ente’. ¿Qué es el ente?.

Quiere decir que tiene…entidad.
Por ese motivo, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega al final ‘-nte’.

Por lo tanto, a la persona que preside, se le dice presidente, no presidenta, independientemente del sexo que esa persona tenga.

Se dice capilla ardiente, no ardienta;
se dice estudiante, no estudianta;
se dice paciente, no pacienta;
se dice dirigente y no dirigenta.

Nuestros políticos (y muchos periodistas) no sólo hacen un mal uso del lenguaje por motivos ideológicos, sino por ignorancia de la gramática de la lengua española.

Pasemos el mensaje a todos nuestros conocidos con la
esperanza de que el mismo llegue finalmente a todos esos ignorantes.
El que mandó esto frustró a un grupo de hombres que se había
juntado en defensa del género, ya habían firmado

el dentisto,
el poeto,
el sindicalisto,
el pediatro,
el pianisto,
el turisto,
el taxisto,
el artisto,
el periodisto,
el violinisto,
el telefonisto,
el gasisto,
el trompestisto,
el teclisto,
el maquinisto,
el electricisto,
el oculisto…
el policío del esquino…

el idioto…

el gilipollo…

y, sobre todos… ¡el machisto!

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Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

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