Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

Crisis: la dinámica autonómica también corrompe el Estado central

El Estado autonómico, definitivamente, es un fracaso y causa muy principal de la crisis que sufre España. Ya se ha hablado de que una parte de la crisis se ha debido al descontrol de las cuentas autonómicas. Pero hay otra vertiente del fracaso en la que se ha incidido menos. Me refiero al hecho de que la estructura autonómica ha pervertido el buen funcionamiento de órganos y competencias del Estado central. ¿Cómo?

I. LA CRISIS POR LA ESTRUCTURA Y GESTIÓN DE LAS COMUNIDADES AUTONÓMAS, UNA VERDAD QUE SÓLO NIEGAN LOS CIEGOS…
En este lugar he tenido ocasión de recordar que, contra lo que opinan algunos responsables autonómicos, el fracaso del Estado autonómico no es «un problema de gestión», sino «de estructura».
Algunas voces dicen que el problema ha sido que la «estructura» del Estado autonómico ha sido mal «gestionada». Voces de responsables autonómicos que, por un lado, son parte interesada en que la «estructura» autonómica perviva (porque, si no, quizá no tendrían cargo político del que disfrutar) y voces que, aunque en algún caso se maquillen las cifras de déficit, no tienen muchos motivos para presumir.
Hoy en día el mundo entero sabe que el problema es la «estructura». Por si no había quedado claro, el espectáculo ofrecido después de la reunión de mayo del Consejo de Política Fiscal y Financiera en la que, DESPUÉS de aprobarse unas cuentas autonómicas ¡de 2011! se descubre que las mismas están falseadas es revelador.
¿Es buena una estructura que, en un momento como éste, no es capaz de ofrecer, en mayo de 2012, cifras fiables del déficit autonómico en el 2011?
A estas alturas, aunque algunos responsables autonómicos intenten, patéticamente, justificar el invento, nadie en el mundo se cree que el problema de España no es el de una estructura territorial MAL DISEÑADA.
Pero el problema es aún más profundo. El propio Estado central ha quedado pervertido por la introducción de la estructura autonómica.

II. EL FUNCIONAMIENTO DEL ESTADO CENTRAL, CORROMPIDO POR LA ESTRUCTURA AUTONÓMICA
Los aeropuertos se han convertido en uno de los símbolos de la crisis española. Algunos autonomistas y nacionalistas extremistas han argüido que esto «prueba» que las Comunidades Autonómas son «inocentes» porque dependen de AENA, que es un organismo nacional de toda España.
Conviene, de entrada, hacer una precisión. Las comunidades autónomas también han intervenido, con un fracaso considerable en este ámbito. Así ha ocurrido en Cataluña y Castilla La Mancha:
– En Cataluña, la Generalidad construyó el aeropuerto de Lérida, ruinoso no sólo en sí mismo, sino también en relación a las ruinosas y absurdas infraestructuras construidas en torno al mismo;
– En Castilla La Mancha, la Caja regional, controlada por el poder político regional, como es sabido, financió generosamente la ruinosa construcción del primer aeropuerto privado de España, el de Ciudad Real, que ha tenido que cerrar con millonarias pérdidas.

En consecuencia, las comunidades autónomas no pueden dar muchas lecciones en materia de aeropuerto.

Pero, ¿qué han tenido que ver las autonomías en AENA?
A primera vista, nada. AENA es un organismo que depende del Ministerio de Fomento de España.
Ahora bien, el Gobierno de España está generalmente en manos de un partido que:
– o bien necesita los votos de un partido nacionalista para mantenerse en el poder;
– o bien gobierna en coalición con nacionalistas alguna región;
– o bien quiere conseguir o mantener el poder en las regiones.

¿Y qué es lo que ocurre entonces?
Lo que ocurre entonces es que la agenda de AENA, lejos de estar determinada en clave, exclusivamente, nacional, queda condicionada por la agenda autonómica:
– o bien se construyen aeropuertos o terminales en una región como contraprestación por los votos que uno o más partidos nacionalistas prestan al partido mayoritario para mantenerse en el poder en España;
– o bien se construyen aeropuertos o terminales en una región como contraprestación por los votos que uno o más partidos nacionalistas prestan al partido que teniendo el poder en España comparte el poder con los nacionalistas en esa región;
– o bien se construyen aeropuertos o terminales en una región para luego solicitar el apoyo de los votantes de la misma en las próximas elecciones regionales.

La consecuencia, en todo caso, es la misma.
El Estado autonómico no sólo ha fracasado porque el diseño de las comunidades autónomas es defectuoso y económicamente ruinoso;
sino también porque la dinámica autonómica ha «regionalizado» las decisiones de la política nacional.

El resultado está a la vista.

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Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

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