La rebelión que surgió en el Rif el 28 de octubre de 2016 tras el asesinato del joven pescatero Mohsin Fikri continúa, con más fuerza si cabe, ocho meses después de iniciarse y ello a pesar de la brutal represión que se ha abatido sobre la misma incluyendo la detención y tortura de su líder, Nasser Zafzafi. ¿Por qué esta rebelión es diferente y más peligrosa para el rey marroquí que las anteriores?@Desdelatlantico.
I. EL RIF, TIERRA INSUMISA HISTÓRICAMENTE AL SULTÁN
Para entender la situación actual del Rif conviene tener muy presente que durante siglos la zona del Rif, de población y lengua bereber, se mantuvo insumisa a la autoridad del sultán del reino de Fez o, más tarde, del reino de Marruecos. Este tipo de territorios, formalmente reclamados como propios del sultán, pero rebeldes a su autoridad que generalmente no conseguía imponerse sobre ellos eran llamados el «bled es-siba» (País de «anarquía») que se oponían a los territorios que eran controlados por el sultán, conocidos como «bled el-majzen» (País del majzen).
El Rif ha sido, durante muchos siglos, «bled es-siba».
II. LOS INTENTOS DE SOMETER EL RIF AL MAJZEN EN EL ÚLTIMO SIGLO
1. Primera mitad de siglo XX.
El territorio hoy conocido como «Marruecos» a finales del siglo XIX y principios del siglo XX se hallaba hasta tal punto dividido que lo que se discutía en las cancillerías europeas era si había que apostar por la división del territorio o por forzar su unidad. El gobierno español, y otros, tomaron la decisión, claramente errónea, de forzar la unidad del territorio de «Marruecos». Ahora bien, dado que la autoridad del sultán era extremadamente débil e insuficiente para conseguirlo, se decidió en 1912 someter a Marruecos a un «protectorado» entre Francia y España. Las potencias «protectoras» asumían así la obligación de luchar, con sus propios hombres, para conseguir la «unidad» de Marruecos.
A España le correspondió en protectorado la zona del Rif. Las terribles guerras de «Marruecos» en los primeros decenios del siglo XX no fueron guerras que España emprendió para conquistar Marruecos, a pesar de lo que algunos piensan, sino que fueron guerras para someter el Rif (y la Yebala, noroeste de Marruecos) a la autoridad del sultán también autotitulado «califa». Decenas de miles de jóvenes españoles dieron su sangre, no para conquistar Marruecos, sino para someterlo al sultán que con sus fuerzas no había conseguido hacerlo.
La última guerra fue la que se libró entre 1921 y 1926, época en que los rifeños proclamaron una república independiente que tuvo existencia política varios años. Sin embargo, en 1926, un año después del Desembarco de Alhucemas, la guerra concluyó con la victoria española sobre los rifeños, que quedaron desde entonces sometidos al sultán, aunque bajo protectorado español.
2. La rebelión rifeña de 1958.
Dos años después de la independencia de Marruecos, entre febrero y abril de 1956, la población rifeña se rebeló contra el sultán. En efecto, el sultán decidió establecer un Estado fuertemente centralizado en torno a dos variables, lo árabe frente a lo bereber y lo francés frente a lo español. Los rifeños, bereberes e hispanófonos, quedaron marginados por partida doble.
Se rebelaron intentando volver a establecer un Estado rifeño, pero la represión, dirigida personalmente por el entonces príncipe Hassán (luego Hassán II) fue de un salvajismo inusitado. Aún no hay una cifra oficial de muertos, aunque algún autor apunta a la cifra de 8.000, pero podrían ser más.
3. La revuelta de 1984
En 1984, en el contexto de unas durísimas medidas económicas tomadas por Hassán II para complacer al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial se produjo una nueva rebelión en el Rif que fue, de nuevo, durísimamente reprimida.
Las cifras de muertos por la represión oscilan entre los 49 reconocidos por el organismo estatal «Instancia Equidad y Reconciliación» y los 400 que calculan otras asociaciones no dependientes del aparato estatal.
Como en las ocasiones anteriores, la represión se llevó a cabo ante el mutismo de los países occidentales, esos que ya entonces consideraban que Marruecos estaba haciendo «reformas».
De esa época es su discurso insultando a los rifeños.
4. Las manifestaciones políticas tras el 20 de febrero de 2011
En los albores de la llamada «primavera árabe», se produjeron manifestaciones en toda la geografía marroquí en favor de la democracia. Esas manifestaciones fueron especialmente numerosas en el Rif y fue en el Rif donde las mismas tuvieron una vertiente violenta (muchas manifestaciones en todo Marruecos fueron «reventadas» por los «baltaguía», matones al servicio del majzen) llegando a haber cinco muertos.
III. POR QUÉ LA REBELIÓN DE 2016-2017 ES DIFERENTE… Y MÁS PELIGROSA
En todo momento, pero principalmente después de la rebelión de 1984, la monarquía marroquí ha promovido disimuladamente la emigración en el Rif. El objetivo era doble: por un lado, desactivar demográficamente los eventuales focos de protesta y, por otro, intentar que los elementos más dinámicos se alejaran de la zona. En esta operación Hassán II contó con la complicidad de varios gobiernos europeos que miraron para otro lado mientras llegaba un aluvión de marroquíes a Europa.
Ahora bien, la crisis que ha atenazado a Europa en estos años ha frenado ese ritmo migratorio.
El hecho es que esta emigración pasada y su ralentización presente son para mí las claves explicativas de esta rebelión y lo que hace que la misma sea diferente de las anteriores. Ello es así por dos motivos.
1) Una fuente de financiación exterior.
El majzen acusa a los rebeldes de recibir financiación «exterior», lo cual es una tergiversación de un hecho cierto: dado el abandono al que el Estado marroquí somete al Rif y dada la pobreza de la zona, muchos viven de las remesas que sus parientes transfieren desde Europa.
La emigración rifeña en Europa (sobre todo, en Holanda) ofrece a la rebelión, por primera vez, una eventual fuente de financiación externa (que no es, como en sus delirios afirman los más fanáticos siervos del majzen, del «Polisario» o de «Argelia»), lo que hace más difícil ahogar logísticamente la rebelión.
2) La eventualidad de abrir un frente exterior en la ofensiva contra la monarquía marroquí
Pero la presencia de un sólido apoyo en el exterior tiene otra vertiente no menos importante.
Si la represión ejercida por la monarquía marroquí sigue su curso y la única salida que se deja a los rebeldes es la sumisión al majzen, se corre el serio riesgo de que se pueda organizar una «resistencia exterior» que pudiera, eventualmente, tener como objetivos intereses vinculados a la monarquía marroquí. Una resistencia de este tipo jugaría con la ventaja de que la eventual represión de la misma en los Estados de Derecho de Europa quedaría a años luz de la extrema dureza de la represión en el interior de Marruecos.
IV. LA DIFÍCIL SALIDA DEL MAJZEN
No admite duda de que la política de represión contra la rebelión ha sido una medida ordenada directamente por Mohamed VI.
En su reciente visita al sultán marroquí, el nuevo presidente francés, Emmanuel Macron, ha sugerido sutilmente a Mohamed VI que lleve a cabo una salida negociada (en realidad ha dicho que Mohamed VI le ha dicho que quiere esa salida, pero para mí está claro que lo ocurrido es exactamente lo inverso).
Parece claro que para la mentalidad «majzeniana» un acuerdo o compromiso es visto como una «cesión» que transmite sensación de «debilidad».
Creo, por ello, que con la complicidad de Europa (ni la UE ha activado el artículo 2 del Acuerdo de asociación con Marruecos) Marruecos va a apostar por el aniquilamiento de la rebelión en el Rif. En caso de ser así, la Historia muestra que esa aniquilación es difícil que vaya a ser completa y no rebrote en el futuro… Pero más grave para la monarquía marroquí se presenta el horizonte si ni siquiera en el corto plazo aborta la rebelión…