Los indignados, que se proclamaron neutrales, acceden a apoyar el paro aunque "como bloque crítico"
Se definieron como «asindicales» y se han convertido en la escolta de UGT y CC OO. Los sindicatos mayoritarios se han visto obligados a recurrir a los indignados a pocos días de la huelga general, ante la percepción de numerosos colectivos de funcionarios, como profesores, médicos o enfermeros, de que la movilización será un fracaso.
Por de pronto, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), la Asociación Nacional de Profesores Estatales (ANPE) o el Sindicato de Enfermería y Sanidad (Satse), como los más representativos de entre los disidentes, han negado su apoyo a la convocatoria por ser «precipitada» y de «marcado carácter político».
Toxo y Méndez, empero, han decidido mitigar su soledad en compañía del 15-M. La plataforma Democracia Real Ya, que acaudilla el movimiento, inició la semana afirmando su «principio básico del asindicalismo», así como su «independencia de cualquier sindicato» en la totalidad de sus «juicios y acciones», y la finalizó con un rotundo «apoyo a la huelga general».
El respaldo, eso sí, se ha revestido de un matiz que permite salvaguardar la independencia de sindicalistas e indignados:
«Nos uniremos a la huelga general del 29-M como un bloque crítico (…) Apoyamos y respetamos todas aquellas movilizaciones (…) utilizando, si lo creen conveniente, todas las herramientas del sindicalismo», según refleja su comunicado oficial.
Reinventarse
Democracia Real Ya insta asimismo a «reinventar la huelga», exigiendo que «paren las máquinas del consumo, del transporte, de la energía, de la telefonía y de la información».
La ruptura entre los sindicatos y el movimiento 15-M cuando UGT, CC OO e IU convinieron en una manifestación de apoyo a Garzón que «es algo acabado», ya que «los jóvenes comienzan con mucho ímpetu y enseguida se cansan».
Apenas unas semanas después, los indignados increparon a Méndez y Toxo en uno de los primeros pasacalles contra el Gobierno.
El temor a la disensión, precisamente, es uno de los motivos por los que UGT y CC OO han decidido anular su mitin de calentamiento en el palacio madrileño de Vistalegre, informa El confidencial digital.
La prospección de un recinto con capacidad para 20.000 personas semivacío y con los abucheos retumbantes de los indignados hicieron declinar esta demostración de fuerza, ahorrando a las centrales, de paso, los 25.000 euros en que se ha tasado el alquiler del pabellón. En los prolegómenos a la huelga general contra la reforma laboral de Zapatero, los sindicatos reunieron a 20.000 personas en Vistalegre.
NOTA.- leer artículo original en ‘La Gaceta’