Por haber cambiado la cerradura del inmueble y por un delito de 'coacciones'

Los ‘okupas’, que se fueron de veraneo, denuncian al propietario por cambiar la cerradura

Manuel Márquez: «Vi en las redes sociales que los okupas estaban en Ibiza, pateé la puerta y 'okupé' mi propia casa»

Los 'okupas', que se fueron de veraneo, denuncian al propietario por cambiar la cerradura
Manuel Márquez y los okupas. PD

De aurora boreal, porque el juez -en lugar de meter mano a los amigos de los ajeno- admite en principio su demanda y la polícía autonómica catalana, que debería haber protegido al legitimo propietario, parece ponerse en su contra.

La historia es para llorar y no ha terminado.

Después de seis años de impotencia, pleitos y dolores de cabeza, Manuel Márquez se encontró en las redes sociales con una publicación que, consideró, le ofrecía en bandeja una nueva oportunidad de recuperar de una vez por todas su piso en Mataró. Los okupas, una pareja que hacía años había dejado de pagarle los 400 euros al mes de alquiler, habían colgado una elocuente fotografía; estaban de vacaciones en las Islas Baleares, ergo, no habría nadie en la vivienda:

«Si los okupas pueden entrar en mi piso, yo también puedo entrar en mi casa»

Dicho y hecho. Con una palanca y unas cuantas patadas reventó la cerradura.

La alarma, instalada por los caraduras, empezó a sonar-

La arrancó y unos minutos después aparecía por allí una  patrulla de los Mossos d’Esquadra.

Explicó que el piso era suyo, que tenía hasta las escrituras y simplemente lo recuperaba.

Los agentes, que en esto andan a verlas venir como los jueces y saben que desde el Gobierno de España, la Generalitat de Cataluña y muchos ayuntamientos, incluido el de Barcelona, se apoya de forma manifiesta la ‘okupación’, no se andaron con rodeos.

«Ya, pero si lo denunciaran lo tendríamos que llevar detenido, podría ser allanamiento de morada».

Sus okupas no estaban, pero sí sus dos perros. Un amigo de los okupas se encargaba de sacarlos a pasear, una vez por la mañana y otra por la tarde, mientras los dueños -de los perros, que no del piso- estaban en Ibiza.

Esperó fuera, pacientemente, a que el tipo fuera fuera, como cada día, a por los animales y cuando los sacó, cambió la cerradura.

Manuel tapió la puerta – «si quieren volver, al menos que tengan trabajo»- y luego decidió bajar en bolsas de basura al portal las pertenencias de los okupas.

Y ahora viene el esperpento, porque Manuel tendrá que declarar ante los Mossos y pasar ante el juez.

La pareja de ilegales lo ha denunciado por haber cambiado la cerradura del inmueble y por un delito de ‘coacciones’.

 

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