Se oyen tambores de guerra, entre otros campos de batalla, en el del queso y es que la Comisión Europea y la República Federal de Alemania libran un litigio ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas por la autorización de las autoridades alemanas a la comercialización de un queso con la denominación comercial de Parmesan.

Como no podía ser menos, ya que el queso parmesano es especilmente protegido y solo una zona muy limitada de Italia situada entre otraas zonas en Parma y Reggio Emilia, de ahí el nombre, tiene derecho a usar esa denominación, junto con una enorme serie de controles (los quesos se guardan en un banco como si fueran dinero), la Comisión considera que las autoridades alemanas tienen la obligación de actuar frente a quienes producen y comercializan este tipo de queso porque no se ajusta al pliego de condiciones de la denominación de origen protegida (DOP) Parmigiano Reggiano, otorgada por un Reglamento comunitario de 14 de julio de 1992.

Atendiendo a la normativa comunitaria, las denominaciones registradas deben estar protegidas contra toda usurpación, imitación o evocación, aunque se indique el origen verdadero del producto o si la denominación protegida se traduce o va acompañada de una expresión como género, tipo, método, estilo, imitación o una expresión similar. Asaí que llamar parmesano a cualquier queso porque se parzca al original, no es de recibo. A veces he visto sobres de queso rayado que ponen «al estilo» en chiquitito y luego «parmesano» en letras enormes, loq ue es un claro engaño al consumidor. Además si el parmesano se usa correctamente en la cocina y en el plato, aunque es muy caro, no resulta tan caro en realidad su consumo. Es igual que el azafrán en la paella. O el chocolate en el loro… Creo que me he perdido.