Le recuerdo tomando el aperitivo conmigo en el Bar del Peix del mercado del Olivar en Palma de Mallorca. En los momentos previos Emilio había dado a conocer su sapiencia de pescador en todos los tenderetes de la lonja de pescado, identificando especies a diestro y siniestro y comparando los ejemplares mediterráneos con los propios del hábitat cantábrico y atlántico.
(Emilio Sol Bartolomé habita en el recuerdo de quienes le conocimos y yo festejo todavía aquella semana en que pude alojarle en mi apartamento de Mallorca; su recuerdo es un estímulo para vivir la vida con una intensidad añadida; a él le dedico mi logro: justo hoy, dos años de mi aprendizaje de la lengua sueca. Escribirlo aquí es la única manera que se me ocurre para decírselo. Él estaría tan contento…)