Marta: «He matriculado a mis hijos en Francia»

(PD)-. Pongamos que hablamos de Marta (prefiere evitar que su verdadera identidad aparezca en este reportaje) quien nos cuenta cómo su marido se dedica a una profesión liberal y significarse puede llegar a suponernos la ruina.

Tal y como relata ABC, Marta vive en San Sebastián desde hace siete años y, ante la inminente llegada de la apisonadora del euskera (por decreto) se ha visto abocada a una decisión casi traumática: la de matricular a sus hijos en Francia, en un colegio privado católico de Hendaya.

“No estoy feliz con esa salida. Es, simplemente, la única que me han dejado después de la liquidación de los tres modelos que ha habido hasta ahora y que nos permitían optar por la educación en euskera, mixta o en castellano.»

“Los padres quedamos relegados a último eslabón y padecemos la opacidad, la imposición y la incomprensión si nos quejamos”.

Como Marta tiene tres hijos aún muy pequeños (de siete, cinco y dos años) la imposición les toca de lleno, porque pretenden que el euskera sea la única lengua vehicular para 2010.

Y someterse es, en su opinión, arriesgar el futuro de sus hijos.

“Por motivos de trabajo, familiares u otros nunca sabes dónde vas a terminar. Y educar a los hijos en una lengua con 600.000 hablantes me parece limitarlos de forma inaceptable.”

Admite que

“Quizá no es coherente estar reivindicando poder educar a mis hijos en castellano y, finalmente, llevármelos a estudiar en francés. Pero al menos se trata de una lengua romance con difusión internacional.

Lo triste es que en esta tierra tan hermosa me estén abocando a la convicción de que algún día me tendré que ir. ¿Cómo van a estudiar mis hijos la carrera universitaria en euskera, aunque lo dominen? Porque, no nos engañemos, esa lengua, aquí y tal y como están planteadas las cosas, conlleva un ambiente de adoctrinamiento”.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído