No hay uno solo de sus hijos que no se haya divorciado o separado de su primer amor
Sí, la duquesa pasa por tercera vez por el altar. Pero, aunque son ya tres bodas, no ha habido ni un solo divorcio. Porque para ella es sagrado eso de que «lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre».
Por eso insiste, por ejemplo, en invitar a todos los ex del clan de los Martínez de Irujo a su enlace con Alfonso Díez. Porque -mala pata- no hay uno solo de sus hijos que no se haya divorciado o separado de su primer amor.
Todos los hijos de la Duquesa son fruto del primer matrimonio de Cayetana con Pedro Luis Martínez de Irujo y Artázcoz, enlace que se celebró por todo lo alto y con gran repercusión internacional el 12 de octubre de 1947 en la catedral de Sevilla. Ingeniero industrial e hijo de los duques de Sotomayor y marqueses de Casa Irujo, Pedro Luis Falleció en 1972, dejando viuda y con seis hijos a Cayetana.
Segunda boda
La duquesa volvió a pasar por la vicaría 31 años después, el 16 de marzo de 1978, esta vez, para unirse en santo matrimonio con Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate, aristócrata y exsacerdote jesuíta. El enlace, que se celebró en la capilla privada del Palacio de Liria, era ya significativo, puesto que Jesús era once años menor que Cayetana.
Aguirre gestionó el patrimonio de los Alba con la ayuda del hijo mayor de la duquesa y llegó a ocupar el sillón «f» de la Real Academia Española de la Lengua. Con su fallecimiento en 2001, la duquesa de Alba enviudó por segunda vez.
Tercera boda, a los 85
Nada menos que 33 años después de aquella ceremonia, Cayetana Fitz-James volverá a dar el sí quiero a un hombre más joven que ella -24 años- con Carmen Tello y el duque de Huéscar como testigos. Y para atajar los posibles recelos que pudieran surgir entre sus hijos hacia Alfonso Díez, la duquesa ha decidido repartir en vida su herencia.
Para poder ver la imagen de los duques de Alba habrá que esperar a su posado ante la prensa, a las puertas del Palacio de Dueñas, el 5 de octubre, hacia las 13.00 h. Será la imagen de la tercera boda de la incombustible Cayetana.
LA OPINIÓN DE LOS EXPERTOS
Lo cuentan en La Gaceta:
José Luis Sampedro Escolar, historiador:
«Su tercer marido queda excusado de aportar nada a la Casa»
1. Un defecto de los españoles es valorar actos ajenos sin legitimación y sin conocimiento. Juzgar la decisión de contraer matrimonio de una mujer a la que no se conoce íntimamente y sin tener legítimo interés como familiar o, al menos, amigo bienintencionado, es una temeridad y una impertinencia. Vaya por delante, insisto, que no me toca juzgar la decisión de tomar estado matrimonial por tercera vez en su vida.
2. Sí, sólo busca compañía. ¿Resulta inusual que una mujer con 85 años se una sacramentalmente con un hombre al que considera adecuado para cumplir los fines del matrimonio? No olvidemos que estos fines son, junto a la procreación, la ayuda mutua y la asistencia recíproca. Su tercer marido queda excusado de aportar a la Casa nada que no sea afecto y compañía a la Duquesa.
3. Sí, ya ha llevado a cabo su misión. Como XVIIII titular del Ducado de Alba, Cayetana culminó su función primordial: dar continuidad al linaje y salvaguardar el legado cultural de su patrimonio a través de la Fundación Casa de Alba, aprobada jurídicamente en 1976, gracias a los esfuerzos de su primer marido, Luis Martínez de Irujo, y de su hijo primogénito, el duque de Huéscar.
4. Otros aristócratas han seguido este ejemplo, y ello es bueno para España. Algunos la critican por vivir públicamente una relación respetable, mientras, hipócritamente, militan en corporaciones nobiliario-religiosas y visten sus brillantes atuendos e insignias sin practicar la caridad cristiana, entregados a la corrupción y a otras lacras.
Carmen Ro, periodista:
«Le va más un pretendiente eterno que un marido madrugador»
1. No, porque nosotros, ustedes, España, heredamos al Duque. Cayetana ha aplacado los temores de su prole entregando en vida la herencia a sus seis hijos. Pero, ¿qué nos deja a los demás? Nos deja a Alfonso como Duque de Alba consorte para los restos. El Ducado de Alba está en nuestra historia desde antes de que Colón descubriera América. Las enciclopedias nos hablan de 18 Duques de Alba con grandes linajes, batallas gloriosas, cuadros de Goya y amistades ilustres. Así las cosas, el señor Díez, aunque personalmente me cae bien, para esto me sabe a poco.
2. No veo satisfechos a sus hijos, ni siquiera con títulos, palacios y pasta ya en el bolsillo. Llega un momento, pongamos cumplidos los 85 años, que más que saber lo que es bueno para tus hijos, saben ellos lo que te conviene a ti. Cayetana ha hecho oídos sordos a muchos lastres para sentirse libre, lo señalo como virtud.. Pero escuchar a los que te quieren es también una forma de ser libre, y, a veces, hasta de no equivocarte.
3. No me convencen los matrimonios en los que, existiendo una gran diferencia de edad entre los contrayentes, se cumple esta máxima: el contrayente mayor es quien lleva en su mochila la fama, el dinero o el poder. En los atrevidos bolsos de Doña Cayetana hay las tres cosas para aburrir.
4 . No quiero perder esa imagen de la Duquesa de Alba que, sin resbalar nunca la mirada de proteger y enriquecer el patrimonio del Ducado, se pone el mundo por montera. A esa imagen le va más un pretendiente eterno que un marido madrugador.
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