Si hubiera que darle un cargo a José Miguel Monzón sería sin duda el de secretario general de ‘Caraduras sin Fronteras?.
Conocido popularmente como «El Gran Wyoming«, vuelve centro de la polémica tras revelarse nuevos detalles sobre su extenso patrimonio inmobiliario.
El presentador de «El Intermedio», que acaba de cumplir 70 años, posee un patrimonio neto cercano a los dos millones de euros y una cartera de 19 propiedades inmobiliarias, principalmente en Madrid, lo que contrasta con su discurso habitual contra la especulación y los problemas de acceso a la vivienda.
Un imperio inmobiliario en el corazón de Madrid
El humorista y presentador es propietario de 19 inmuebles, la mayoría ubicados estratégicamente en zonas céntricas de Madrid. Según consta en el Registro de la Propiedad, la mayor parte de estas propiedades son pisos de menos de 100 metros cuadrados, aunque también cuenta con propiedades de mayor envergadura. Entre sus posesiones destacan:
- Una vivienda de 150 metros cuadrados cerca del parque de Roma
- Una propiedad de 329 metros cuadrados en el barrio de Conde Orgaz
- Un inmueble de 306 metros cuadrados en Alpedrete
- Dos locales en el centro de Madrid
- El 25% de un piso en Alcalá de Henares, recibido en herencia familiar
- Propiedades en Zahara de los Atunes (Cádiz)
Durante años, Wyoming ha residido en un chalé valorado en más de un millón de euros y con una superficie superior a los 300 metros cuadrados. La ubicación estratégica de sus propiedades en zonas de alta demanda maximiza su rentabilidad como inversiones inmobiliarias, demostrando un olfato inversor que contrasta con su imagen pública.
Entre el discurso público y la realidad patrimonial
La contradicción entre el patrimonio del presentador y sus posicionamientos públicos ha generado numerosas críticas. Wyoming, que lleva más de tres décadas en televisión, utiliza habitualmente su plataforma mediática para denunciar problemas sociales como la crisis de la vivienda y la especulación inmobiliaria.
En un reciente monólogo en «El Intermedio», el presentador respondió a quienes señalan esta aparente contradicción: «Entiendo que alguno pueda ver una contradicción entre el hecho de que tenga varias casas y al mismo tiempo reclame más intervención pública sobre el mercado inmobiliario, aunque eso perjudique a los propietarios como yo». Wyoming defendió su postura argumentando que hay «personas que independientemente de lo que hayamos ganado trabajando no somos ajenas al mundo que nos rodea».
Sin embargo, estas explicaciones no han acallado las críticas de quienes consideran hipócrita su posicionamiento. Mientras en su programa denuncia que «casi tres millones y medio de españoles sobreviven hacinados en pisos minúsculos, compartidos y sin servicios básicos», el presentador mantiene intacto su patrimonio sin ceder ninguna de sus 19 propiedades.
Un empresario además de presentador
El patrimonio de Wyoming no se limita a sus propiedades inmobiliarias. El presentador también administra dos empresas: Asuntos y Cuestiones Varias SL, donde figura como administrador único con un patrimonio valorado en dos millones de euros, y está vinculado con 18 Chulos Records SL.
Esta faceta empresarial ha generado también controversias fiscales. Según diversos medios, Wyoming tuvo que abonar 910.000 euros a Hacienda por irregularidades en su declaración de la renta en 2013. El propio presentador se defendió en su momento: «Yo no soy especulador inmobiliario. Gano pasta y lo invierto en España. Es más cómodo llevárselo a un paraíso fiscal. Yo tenía una sociedad, una productora, que en su día estaba bien y, de repente, cambió el criterio y ahora está mal».
La okupación y los desahucios: un debate con intereses cruzados
El debate sobre la okupación y los desahucios, temas recurrentes en el programa de Wyoming, adquiere otra dimensión cuando se analiza desde la perspectiva de los propietarios. Mientras el presentador critica la situación de la vivienda, expertos como la abogada Alegría Cuevas señalan que las recientes reformas legales sobre juicios rápidos para casos de okupación «no agilizan los desahucios; más bien, los retrasan».
La okupación afecta solo al 0,06% del total de inmuebles en España, según datos oficiales mencionados en «El Intermedio». Sin embargo, este fenómeno genera gran preocupación social, especialmente entre pequeños propietarios que pueden ver paralizado el procedimiento de desahucio si el inquilino se encuentra en situación de vulnerabilidad social.
La respuesta de Wyoming a las críticas
Ante las críticas recibidas por su patrimonio, Wyoming ha respondido con ironía en su programa. «Algunos medios de comunicación publican mi supuesto patrimonio, pero es un patrimonio que cada día fluctúa y se cuenta de 20 en 20. Como periodistas no sé, pero como jugadores de parchís son imbatibles», comentó recientemente.
El presentador defiende que su posición económica no le impide preocuparse por problemas sociales: «No solo quiero que me vaya bien a mí, sino también a las personas cercanas e, incluso, a las que no conozco». Esta justificación, sin embargo, no ha convencido a sus detractores, que señalan la contradicción entre predicar ciertas políticas públicas mientras se beneficia personalmente de la situación actual del mercado inmobiliario.
Un fenómeno extendido entre figuras mediáticas
El caso de Wyoming no es aislado. Numerosas figuras públicas que defienden posiciones progresistas mantienen patrimonios considerables, lo que genera debates sobre la coherencia entre discurso y práctica personal. Este fenómeno alimenta la percepción de que existe una doble moral en ciertos sectores mediáticos y políticos.
La tensión entre éxito económico personal y discurso social progresista plantea interrogantes sobre la autenticidad de ciertas posiciones públicas. ¿Es compatible criticar el sistema económico mientras se aprovechan sus ventajas? ¿Debe exigirse coherencia absoluta entre discurso y patrimonio personal? El caso de Wyoming ejemplifica estas contradicciones que dividen a la opinión pública española.
El presentador, que ha cumplido 70 años, ha mencionado en ocasiones la posibilidad de jubilarse, citando entre sus motivos el «acoso al famoso» que supone la exposición pública constante. Mientras tanto, continúa compaginando su faceta de comunicador crítico con la de propietario e inversor inmobiliario, en una dualidad que seguirá generando debate sobre la coherencia entre discurso público y prácticas privadas en figuras mediáticas influyentes.