(PD / EFE).- Los pederastas son cada vez más jóvenes y tienen una mayor conciencia de grupo gracias a internet. Los adictos al consumo de pornografía infantil han encontrado en la red un punto de encuentro donde compartir, de manera anónima, sus experiencias y materiales, lo que está generando entre ellos una «cultura grupal» que refuerza su conducta.
Según el jefe del departamento de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil, Juan Salom, «al entrar en contacto con personas con sus mismos gustos ven que no están solos, que hay más gente como ellos, y así desmitifican la idea de que están aislados«. Salom ha participado hoy en la II Jornada sobre protección de menores y tecnologías de la información y la comunicación, que ha reunido en Barcelona a expertos de diversos ámbitos en los peligros que entraña la red para los niños.
Los pederastas entran en Internet a través de chats como los messenger, donde pueden entablar conversación con menores y jóvenes de todas las edades, pero, a medida que contactan con otras personas como ellos, van acotando su espacio comunicativo al correo electrónico y foros de conversación restringidos, en los que intercambian vídeos y fotografías.
Estas imágenes, en su mayoría de producción doméstica, pueden contener violaciones, menores desnudos, jóvenes practicando sexo o adultos «aniñados«.
El responsable de la Guardia Civil ha afirmado que algunas imágenes no son delictivas, pero «animan al adicto al sexo a acceder a contenidos cada vez mayores» y lo «envalentonan para que salte a la pederastia«, ya que distribuir las propias imágenes «da prestigio» y permite aumentar el fenómeno del trueque.
Rejuvenecimiento
Salom también ha comentado que se está produciendo un «rejuvenecimiento del pederasta«, de manera que los adictos a la pornografía infantil cada vez son más jóvenes.
En este sentido, el jefe de la Unidad Central Operativa de Delitos Informáticos de los Mossos d’Esquadra, Alfons Cano, ha subrayado que las víctimas de los abusos, tanto niñas como niños, también son cada vez más jóvenes, ya que los menores acceden a Internet a edades más tempranas.
Cano ha asegurado que hace falta una mayor colaboración de los operadores y proveedores de Internet y una mayor coordinación entre la policía, los jueces y los fiscales, teniendo en cuenta que los Mossos pueden tardar hasta seis meses en obtener una autorización judicial para emprender acciones y proseguir una investigación.
