La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Vuelvo a cenar con las ánimas

Vísperas de la noche más vieja del año, cuyas campanadas cerrarán con su metódica liturgia el 2009 que para tantos fue muerte. Hace dos años, en una inolvidable cita, brindé por el 2007 del luto con las almas de Fernando Fernán-Gómez, Francisco Umbral, el Fary, Pavarotti o Benazir Bhutto. Fue diferente, no sabía a lo que iba. Esta noche voy llamado por un ángel a la cena de las ánimas de los 365 días que cerrarán la primera década del primer siglo del tercer milenio. El lugar me es conocido. Llamo a la puerta de madera de una vieja y desangelada casa de Landete, la de mis abuelos paternos, Inés e Hilario.

Diez segundos después, se abre la pared para mí. No me asusto cuando me saluda en acto de bienvenida un hombre lobo. Se trata de Paul Naschy. Como actor que es, acompañado de la que fuera reina de las tablas de teatros añejos, Mary Carrillo, me guían hasta la presencia del inmortal: José Luis López Vázquez. Feliz de poder saludarle, tengo que volver a guardar la mano del saludo en el bolsillo de mi gabardina de Sherlock Holmes: el maestro está demasiado entretenido tratando de convencer a una escultural sueca de que él es el único y genuino galán español. Riéndose, al haber sido su cámara la que ha filmado la escena, Valerio Lazarov me compensa llevándome ante la sala U.S.A. Allí David Carradine ensaya los golpes más modernos de Kung Fu, mientras que Farrah Fawcet, ángel del señor Charlie, contraataca saltando al menos tres metros de altura en vertical. Patrick Swayze, al fondo, se besa apasionadamente con el amor de su vida. Ella aún es carne y no sólo alma. Por eso suena Ghost, para recordar. Brittany Murphy, la última en llegar, parado su corazón en los 32, es la más bella. Su sonrisa rubia seguirá enamorando, perdure o no su filmografía.

Alucinado, dejándome llevar por el entusiasmo verbal del buda Andrés Montes, paso de rememorar las entretelas del cine a los goles de Dani Jarque. No fueron muchos, porque el del Espanyol era defensa… pero fueron metidos con el corazón. Es así como llego ante un Michael Jackson celestial: vestido de blanco, negra es su cara, feliz es su expresión. Vuelve a ser el niño inocente que fue incluso cuando ya era adulto. En su nuevo espectáculo de Thriller no hay muertos vivientes, sino que son ánimas cantantes que viven tras morir: Mari Trini llora al desamor, acompañada de la solemnidad masculina de Luis Aguilé; Mercedes Sosa se emociona al mostrar en ofrenda su gracias a la vida; Antonio Vega, ahora sí, hoy mismo, logra besar a la chica de ayer.

Tras la habitación de la simulación, y la de la voz, la siguiente sala que me espera es la de la Rex Pública. Hoy no hay sesión de Cortes. Por ello la tertulia es en esta casona de Landete, poco antes de cenar. Edward Kennedy, feliz después del cenit de la Obamamanía, es el invitado estrella. Al fin y al cabo, es un Kennedy que ha muerto viejo y sin violencia de por medio. Presencia mudo, al no saber hablar el cañí, la defensa del valor del sacrificio silencioso por parte de Sabino Fernández Campo. Calla ante las tesis posibilistas de la Constitución de todos por uno de sus padres, Jordi Solé Tura. Rasga su silencio la valiente apuesta política de un auténtico defensor fidei, Joaquín Ruiz Jiménez. A su lado, Vicente Ferrer, sin ser politólogo, asiente ante la necesidad de mostrar a los hombres de hoy a un Cristo que es majestad sonriente y abajada, enclavados sus pies en el fango de la miseria humana.

Entrañablemente emocionado, soy conducido al fin a la mesa por Antonio Borrero, ‘Chamaco’, el torero suicida que conmocionó tantas veces a la Monumental de Barcelona. Primero da el mitin: “¡Cataluña taurina! ¡Arte en libertad!”. Luego reproduce en la mente de todos los presentes la mítica faena que maravilló a mi abuelo Félix hace décadas. Litri, Chicuelo II y el propio Chamaco, Cuenca, 31 de mayo de 1957, en la faena por la coronación de la Virgen de las Angustias. Monseñor Antoniutti, en representación de Pío XII, contempla cómo la santa trinidad laica y con muleta sale a hombros… en calzoncillos. El pueblo entusiasta les arranca a los artistas el traje de luces.

“Si eso lo hubieran visto los filósofos antitaurinos de la hora actual llorarían por su falta de contrición…”, se lamenta el gran Francisco Ayala, feliz de que al fin se le recuerde por su obra y no sólo una vez al año, por sus cumpleaños, que pasaron de 100. Es ésta la mesa de Las Letras. En primera fila, Corín Tellado y su novelesca popular. Presidiendo, el rey, Mario Benedetti. Dulce, tierno, maravilloso, eterno… recita el inicio de su poema ‘Rostro de vos’: “Tengo una soledad / tan concurrida / tan llena de nostalgias / y de rostros de vos / de adioses hace tiempo / y besos bienvenidos / de primaveras de cambio / y de último vagón”.

Mi abuela Eloira se emociona, como siempre, con tal explosión de sentimientos. El ambiente es especial; bucólico pero con una felicidad reposada. Ella fue la que me llamó a la cena, de ahí que en esta edición sí vine con preaviso. En realidad, ella, que murió hoy hace un año, en la previa a las campanadas de 2008, debía de haber sido la reina de la cena de entonces. Pero tenía de arreglarse y ponerse guapa, pues es presumida. Así, como no le dio tiempo aquella noche taciturna y fría, ha querido ser ella misma el ángel que ha dado la bienvenida a todos los invitados de esta cena, la de las ánimas de 2009.

Gracias por llamarme, abuela. Te quiero mucho.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Lo más leído