“Gracias a la vida, que me ha dado tanto…”. Violeta Parra y Mercedes Sosa cantaron con su voz estremecedora la emoción que siento esta noche. No podía dejar pasar ni un día más sin escribir esto. Sin escribir para dar las gracias a quienes tanto me han regalado en las últimas semanas: mis amigos, mi familia y tú. A tres semanas de nuestra boda, puedo decir con sorna que he sobrevivido a tres despedidas de soltero en cuatro semanas. Pero, si hablo en serio, no puedo sino decir que he gozado en lo más íntimo, junto a los que más quiero, en uno de los momentos más importantes de mi vida.
En pocos días, me han disfrazado de mujer, de torero y hasta de Pep Guardiola, con rostro blaugrana incluido; hemos “jugado” raciales partidos de fútbol en campos que han ido desde la inmundicia hasta la delicia; hemos recordado (y olvidado, por las lagunas), hemos cantado, hemos reído a carcajadas, hemos gritado, hemos botado; hemos saludado al amanecer en distintas posturas; hemos rendido sincero homenaje a los grandes de la copla, el fado y el flamenco; hemos hecho el paseíllo y la consiguiente corrida en una discoteca; nos hemos bañado una buena tropa en un jacuzzi, con cava y fresas de aliño; hemos hecho rafting; hemos disfrutado una buena cata de vinos, degustando los caldos de la tierra valenciana… y los típicos de la dominicana, de los que hemos dado buen provecho; hemos sembrado el terror en las villas ilustres de Villargordo del Cabriel (Valencia) y Ribagorda (Cuenca). ¡Y cómo no: en mi Landete eterno, también esencia conquense! Hemos… Me habéis emocionado.
Gracias a Pablo, Sandra, Ana, Pablo, Sara, Carlos, Ester y Hugo. Gracias a Juan, Félix, Sergio, Manolo, Nono, Nico, Arturo, Miguel Ángel y Roberto. Gracias a los ausentes. Gracias a los que creo que están por venir. Gracias a los amigos que habéis hecho tantos esfuerzos por querer acompañarme y regalarme felicidad.
Gracias a mi familia, que también me acaba de regalar un fin de semana de sosiego en medio de la batalla, en el balneario de Trillo (Guadalajara). Gracias a mi padre, Benja; a mi madre, Mari; a mi abuelo, el gran Félix y su bastón; gracias, muchísimas gracias, a mi hermana, Machús. Has sido el eje sobre el que, cegato yo, se ha organizado tantos y tan buenos encuentros. Sé perfectamente cuánto ha costado todo. Te la debo para cuando te toque… Gracias a los míos, por ser la esencia fundamental de mi vida. Una vida que ahora cambia, pero que va a seguir, no lo dudéis jamás, dentro, completamente dentro de la familia.
Y, por supuesto, gracias a ti. A ti, a mi Mari. A la personita que me lleva aguantando casi diez años. A la mujer que acepta la locura de querer compartir el resto de su vida a mi lado. A ti, a quien yo tanto quiero, a quien necesito de un modo absoluto, y a quien, pese a mis fallos, jamás fallaré. El 2 de junio está cerca. Ese día empieza de verdad lo que hace una década echó a andar una noche grande en Alcalá de Henares. Ese día, y nuestros amigos y familia lo verán, seremos definitivamente uno.
Me da vértigo escribir esto, pero es lo que siento: gracias a la vida, que me ha dado tanto…
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA