La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

I love periodismo

Hace tiempo, el cuerpo me pide escribir un artículo titulado ‘El periodismo es una puta’. Sin embargo, una charla con una compañera de oficio me ha ayudado a sacar a flote algo que siempre sentiré: me apasiona algo que vivo como una vocación y que para mí va mucho más allá de un simple trabajo. Porque, por mucho que rebuzne bravuconadas y maldiga mil veces el periodismo como una ramera errante en manos de pueriles intereses, no es cierto. Sí lo es que este oficio se enfrenta a una crisis de credibilidad brutal y que nunca como ahora ve amenazada su aparente libertad y autonomía por las servidumbres con las empresas que han comprado su alma, pero siempre habrá periodismo mientras haya periodistas decentes y que, dentro de sus posibilidades, luchen por ser fieles a sí mismos y al ciudadano que está al otro lado, esperando una información rigurosa y constructiva.

Muchos medios son esclavos de distintas estructuras de poder y no lo disimulan; los hay incluso que son portavoces de ideologías políticas y parecen enorgullecerse de ello. Pero, por mucho que esto canse y apriete la soga, no se puede perder la esperanza. Y es que, hay que tenerlo muy claro, sin periodismo no hay democracia; ni convivencia, ni tolerancia, ni solidaridad, ni derechos, ni equidad, ni justicia. Si no hubiera periodistas, el mundo sería una jauría en la que reinara el despotismo salvaje de los poderosos, chulos dispuestos a ejercer a las bravas su derecho de pernada y violar cualquier reducto de inocencia. Estos hoy cometen ya todo tipo de tropelías, pero al menos tratan de disimular mínimamente con el fin de que no aparezca un medio rebelde y saque a pasear sus vergüenzas y corruptelas en público.

Ejerzo una profesión muy especial, que deambula cada día al filo de la navaja. Es muy fácil sucumbir y mirar para otro lado, pero reconforta el ejemplo de los compañeros que van de frente y se creen eso de que se puede cambiar el mundo. Y es que se lo creen porque es verdad: la noticia que dé a conocer la historia de alguien sin esperanza puede hacer que sean muchas las manos dispuestas a ayudar. Yo doy fe de ello. Y mucho más desde que en Haití esto lo comprobé con el alma plena.

Por ello no tengo derecho a escribir jamás un artículo tan rastrero que se titule ‘El periodismo es una puta’. Aunque lo sea en gran medida… Pero no, quedan grandísimos periodistas y ejemplares medios. Y ninguno nos podemos permitir que esto se muera definitivamente. Nos va la vida digna en ello. Y esto es literal.

Escrito esto y para evitar caer en la tentación cuando lleguen las horas bajas, firmo este artículo con un título absolutamente cursi. Pero sincero. ‘I love periodismo’.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

GRAN SELECCIÓN DE OFERTAS MULTI-TIENDA

CONSOLAS

ACTUALIZACIÓN CONTINUA

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Lo más leído