La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

¿Conspiración judeomasónica contra el Barça y Cataluña?

Hace un tiempo habría escrito este artículo de otra forma. Ya no. Ahora, cada vez más, creo que hay que decir las cosas mejor cuanto más claras. Por ello, no tengo ningún reparo en decir que Sandro Rosell, aparte de un prepotente, es un falsario victimista. Y que eso es algo en lo que muchos caen en su entorno: en el Barça y en Cataluña. Porque solo a un personaje como este se le ocurre decir que el fichaje de Neymar por el Barça “provocó la desesperación y la envidia de nuestros adversarios” sin ponerse rojo de vergüenza. ¿Desesperación? ¿Envidia? ¿Por fichar a un chaval que ha de demostrar todo para confirmar lo que muchos creen ver en él, es decir, el nuevo Pelé? ¿Y a costa de tomarnos a todos por imbéciles, admitiendo al final el club que el “fichaje” ascendió a 57 millones pero que la “operación” supuso al menos 30 más?

En el fondo, lo peor es tratar de hacer ver que el Barcelona lleva varios años sufriendo el intento de desestabilización desde “Madrid”. Sí, Madrid, ese ente difuso que aglutina en sí mismo al centralismo opresor y al club enemigo e hijo del franquismo… Porque no es casual que uno de los principales representantes de la reconocida “prensa culé” insista en que el juez del caso Neymar es “madridista” y que de ahí se debe su “empeño” en seguir con el caso hasta el final. Claro, porque la Justicia en España tiene como gran obsesión acabar con el Barça campeón. Claro…

Qué más da que todo esto se originara por la denuncia individual de un socio del Barça, reconocido independentista además. Y qué importa si ahora este acaba de retirar la denuncia porque teme que acabe “perjudicando al club y a Cataluña”. Todo eso da igual: fue el Estado español, madridista en su totalidad a nivel institucional, el que ha orquestado una operación para erosionar la imagen del Barça y del “país”. Porque todos sabemos que Cataluña y el Barça son lo mismo, ¿no? Como España y el Real Madrid lo son, ¿no?

Estoy hasta los mismísimos de tanto absurdo. Me hastía que se eleve el fútbol a la categoría de símbolo político, como un elemento más de una lucha ideológica. Y me abochorna que sean muchos los aficionados que se dejen arrastrar por tantas mentiras, erigidas además por los gestores de sus clubes (de casi todos) para tapar sus vergonzosas golfadas. ¿Tanto cuesta verlo? Los mismos miserables que, cuando se ven forzados a pagar por sus irregularidades, achacan todo a una conspiración judeomasónica, son primos hermanos de los caraduras que caen en el victimismo simulado y pretenden grabar a fuego en los catalanes que “España nos roba”. Ese sí que es un lamento desesperado y que no produce ninguna envidia. Son ridículos.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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