La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

La lección que nos da Escocia

Los independentistas catalanes estaban hoy de enhorabuena ante el referéndum escocés: si hoy Escocia hubiera optado por la independencia respecto al Reino Unido, lo hubieran celebrado como un éxito precedente del suyo propio. Al haber perdido, se han conformado con este argumento: “Sí, pero a ellos les han dejado votar”. Muy bien, eso es incuestionable. Pero, ¿por qué no vamos algo más allá? ¿Por qué no profundizamos en las causas del “no”, que se ha impuesto por más de diez puntos?

¿No llama la atención de los secesionistas catalanes que Escocia, que sí fue un reino independiente durante muchos siglos y que a lo largo de la Historia ha mantenido numerosas guerras con los ingleses, hayan preferido ahora quedarse junto a ellos y compartir un camino común? ¿No extraña pensar que Cataluña tiene más competencias transferidas que los escoceses (aunque las que estos tienen, como en Educación y Sanidad, son completas) y, sin embargo, estos no hayan cogido con sus manos la soberanía total? ¿No se hace raro pensar que, en caso de haber obtenido la independencia, hubieran aceptado a Isabel II como su jefa de Estado?

Los independentistas catalanes están contentos “porque al menos se ha votado, y eso es democracia”. Perfecto, pero, ¿por qué no ahondan en las causas de lo que ha sido un fracaso en toda regla de los ideales rupturistas en un tiempo en el que el mundo avanza hacia la globalización de estructuras supraestatales? Los escoceses tenían más razones históricas y más cuentas pendientes en la actualidad que los catalanes para independizarse, pero no lo han hecho. Ha vencido la mayoría silenciosa que no vociferaba en las calles y no adornaba las fachadas de sus casas con banderas. Tampoco hoy han salido a la calle a celebrar nada. Han actuado con la cabeza y han pensado que juntos tendrán más opciones de vivir mejor que separados. Sin más, con sencillez y sin pasiones.

En Cataluña, y en toda España, esta cuestión está infectada de bilis. El Gobierno central parece no tomarse en serio lo que ocurre en Cataluña (sobran las astracanadas de ciertos ministros) y en Cataluña sobra la barrabasada de unos representantes públicos que están pasando por encima de la ley. Y sonará carca, pero, si la democracia es votar, no menos democrático es cumplir las leyes que nos hemos dado todos para convivir. Las leyes son nuestro contrato social, el alma de nuestro modelo parlamentario. De eso, en Escocia y, en general, en el Reino Unido, saben mucho más que nosotros. Por algo nuestro sentido democrático está a años luz del suyo. En Cataluña… y en toda España.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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