La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Cristiano Ronaldo se va como leyenda madridista, pero sin ser un loco madridista

Ahora que ya es oficial y Cristiano Ronaldo no es jugador del Real Madrid, solo se le puede despedir con un “gracias” eterno. Se va el mejor jugador que he visto con nuestra camiseta (a mis 35 años no he disfrutado de Di Stéfano), el más determinante en nuestra historia moderna, siendo capaz de sobreponerse al Barça de Messi y dejar el golpetazo en la Historia de cuatro Copas de Europa en cinco años, siendo las tres últimas consecutivas. Tal caudal de felicidad deja a un lado todo lo demás.

O no tanto… Porque, en este día triste, lo que más me entristece es la sensación de que, después de una década teniendo el placer y el orgullo de jugar cientos de partidos en el Santiago Bernabéu y de meter cientos de goles (más goles que partidos, lo que es una brutalidad), no se va un apasionado enamorado de nuestro escudo. La gloria blanca le importó, pero aún más la suya personal. Y eso, siendo legítimo y hasta lógico (odio la fría lógica cuando hablamos de sentimientos), me duele. Mi ilusión era verle sufrir en las derrotas (más incluso que gozar las victorias) como uno de nuestros más locos madridistas que rugen desde la grada.

¿Utopía en estos malditos tiempos del fútbol moderno? Por supuesto. Pero, si hablamos de un jugador único y genial (que lo es), soñaba con que esa pasión desarbolada por sentirse miembro de la familia madridista compensase todo lo demás.

Cristiano Ronaldo meterá muchísimos goles en la Juve. Ganará varias Ligas y, tal vez, la Copa de Europa. Pero ya no será con nosotros. Ya no será vengando la memoria de quienes, siendo jugadores y, al mismo tiempo, enamorados del madridismo, no pudieron levantar una sola orejona vestidos de blanco. Ni siquiera caerá en ello, pero él se lo pierde.

Cristiano Ronaldo se va como leyenda madridista, pero sin ser madridista. O, al menos, no un madridista de los que me estremecen. Por tanto, reconociéndole siempre como el más grande, en mi corazón blanco estarán muchos antes que él. Me quedo con Juanito (al que tampoco pude ver jugar) saltando feliz mientras era cambiado al consumarse una remontada europea o con Míchel llorando y besando el césped del Bernabéu en su último partido con nuestra camiseta. Ninguno ganó una sola Copa de Europa, pero son el alma de mi madridismo para tiempos antiguos.

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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