Las elecciones presidenciales en Francia ofrecieron los resultados que se esperaban: un gran ‘duelo’ entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen en una igualadísima segunda vuelta que se celebrará en dos semanas.
El actual presidente ha sido el candidato más votado en estos comicios con poco más de cuatro puntos de ventaja sobre la conservadora Le Pen (al 97% escrutado), que está, sin embargo, más cerca que nunca de poder llevar su apellido al palacio presidencial.
Es importante destacar que se trata del mejor resultado jamás logrado por Reagrupamiento Nacional, el partido refundado por Marine Le Pen. En este sentido, logra mejorar el 21,3% del voto que este partido alcanzó en 2017, cuando también llegó a la segunda vuelta.
El propio padre ya lo logró por primera vez en 2002, con un 16,86% de los votos en la primera vuelta, antes de ser vapuleado por un Jacques Chirac que se aprovechó del cerco al líder del FN.
Una tendencia creciente que está poniendo de los nervios a la izquierda y extrema izquierda dentro y fuera de Francia. Más aún al saber que Le Pen tiene perspectivas de ampliar notablemente sus cifras en la segunda vuelta.
Los franceses tienen por delante dos semanas de dura competición de cara a la segunda vuelta, que se celebrará el próximo domingo 24 de abril. Las primeras proyecciones apuntan a una pequeña ventaja a favor del actual presidente, el centrista Macron, por 51%-49% según las cifras difundidas por la televisión pública.
El otro mensaje de los votos
El voto de los franceses dejó un claro mensaje para el futuro político del país: la desaparición definitiva del sistema bipartidista imperante en Francia en las últimas décadas.
Los Republicanos, partido histórico del centro-derecha francés, no llegó al 5% de los sufragios, pero bastante peor le ha ido al Partido Socialista, al borde de la desaparición al quedar en torno al 2%, disputando el último puesto a formaciones de corte meramente testimonial.
Unos y otros han sido barridos por el centrismo de Macron, pero también por las opciones lideradas por Marine Le Pen y el político de extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon respectivamente, que se hacen con casi la mitad del electorado francés en esta primera vuelta de las presidenciales.
Desaparición de los socialistas
rozando un 2% de votos, lo que les convierte en una formación decididamente residual.
Los socialistas quedan a años luz de Jean-Luc Mélenchon (extrema izquierda), La Francia Insumisa, que se convierte en la referencia siniestra en el espectro político galo superando el 20% de los votos.
Pero es que también se quedan por detrás de Résistons! y del Partido Comunista. Eso sí, han superado, al menos, al llamado Nuevo Partido Anticapitalista.
Todas las miradas se están posando en la candidata: la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.
Se trata de la íntima amiga de Manuela Carmena, quien tomó las riendas del Partido Socialista con la intención de impulsar un bloque unido en la izquierda. Una misión en la que falló visiblemente.
Al punto de que con su resultado lleva al abismo a una histórica formación sobre la que ya se cierne la sombra de la disolución, ya que al no superar el 5% de los votos las arcas públicas no le reembolsarán los gastos de la campaña. Todo un mazazo económico.
Los resultados del Partido Socialista francés suponen un nuevo ridículo para Pedro Sánchez, ya que Anne Hidalgo es una de las grandes apuestas del presidente del Gobierno, quien la ha utilizado incluso en la política española.
Es importante recordar que apareció durante la campaña a las elecciones andaluzas, en junio de 2021, junto a Sánchez para ofrecer su apoyo al candidato Juan Espadas (quien acabó perdiendo las elecciones) y arropó al presidente del Gobierno en octubre del mismo año, cuando acudió al Congreso de los Diputados tan solo unos días después de ser elegida para representar al socialismo en las elecciones francesas.
