Los grandes problemas que tiene Maduro justo en este momento. Tres resaltan..
1) Toda su movida económica subrepticia en La Haya quedó al descubierto. Lo malo es que afecta la situación de la Corte Internacional de Justicia. En La Haya cuando dices Venezuela, nadie se quiere asomar para favorecer en lo más mínimo a Maduro. Sin embargo, la Corte Penal Internacional es un organismo paquidérmico. De pasos muy lentos. Y nada puede descartarse.
2) Dejarse llevar por la ira en el caso de Joselit Ramírez, por no haber tenido el dinero para pagar a los intermediarios o “lobbistas” de La Haya, lo cual desembocó en el ataque contra Tareck El Aissami que se le escapó de las manos.
Seguir el curso dictado por los cubanos es obligatorio. Porque ellos son los que mandan, aunque calibraron mal la situación.
Hoy, muchos están atónitos porque hay poca maniobrabilidad para controlar los daños en las esferas locales de poder.
3) El gran problema es el geopolítico. La situación de Tareck El Aissami tiene confrontados a Hezbollah y a los cubanos.
Venezuela hoy es más estratégica para Hezbollah, y Cuba va a tener muchísimas dificultades para configurar la cohabitación. Sobre todo cuando están negociando, aunque muchos no lo crean la salida de Nicolás. Por lo menos, hay la idea. Los hechos y circunstancias pudieran ir moldeando otra situación.
De la rabieta de Nicolás, en este momento, pasamos al terror que tienen allí.
Sin descartar que Delcy Rodríguez se convirtió en un “target” de Hezbollah. Lo que pone muy nerviosa a la vicepresidenta y la hace propensa a cometer errores.
El juego de Diosdado
Algo para insistir, es en lo de Diosdado, y que yo se que no puede responder, ni siquiera aludir en su programa.
Recordemos.
El 28 de abril de 2002, Chávez lo nombró Ministro de Interior. Sacándolo de la Vicepresidencia.
Allí pasaría tranquilo los días, hasta que publicó el primer número de una Revista del Ministerio de Interior y Justicia.
En la contraportada de la revista, publicaron un resumen curricular de Diosdado Cabello, donde colocaron que Diosdado había sido Presidente de Venezuela por un día. Durante nueve días, parecida a aquella vieja promoción de la desaparecida Sears Roebuck de Venezuela: “Jefe por 9 días”.
Un allegado a Hugo Chávez le llevó la Revista al difunto, quien como se sabe a duras penas había perdonado a Diosdado.
Sin pensarlo dos veces, lo destituyó del cargo de Ministro de Interior y Justicia. Sucedió un 10 de enero de 2003.
Luego de eso, Diosdado tuvo una reunión de mea culpa con Chávez. Le dijo que él había aceptado jugar el papel de Presidente Interino ante su ausencia, para asegurar el destino de la revolución.
Chávez le explicó que Gladys Gutierrez y Jhannet Madriz le habían explicado que el acto donde William Lara lo había juramentado como Presidente Interino era nulo, ilegal e inconstitucional, porque eso solo lo podía hacer la Asamblea Nacional en una sesión en la cual se estableciera la ausencia temporal o absoluta del Presidente.
Chávez no le preguntó a Diosdado de quién había sido la idea, porque ya tenía esa información.
Lo cierto es que de esa conversación, Chavéz mantuvo su perdón. Luego nombra a Diosdado como Ministro de Infraestructura.
En varias oportunidades, Chávez se referiría a Diosdado Cabello sarcásticamente «Por alli Anda Diosdado, que dice que fue Presidente por un dia».
En privado Hugo Chávez comentaba que Carmona fue «El breve». Y Diosdado «El inexistente».
Cuando la sucesión se planteó en el 2012, regresó a la escena y Diosdado no se molestó porque ya sabía el resultado. Maduro fue el elegido.
¿Etapa superada? Para Diosdado no creo. Chávez no practicaba para nada la inteligencia emocional.
Y las revoluciones no aceptan segundones…Únicamente hay un nombre como jefe.
Quizá esa pelea nunca la veremos.
Las cabezas para darla están allí: Diosdado y Nicolás. Ya no está más El Aissami, aunque este sigue en Caracas y por ahora sin ningún proceso en su contra.
La semana pasada, señalé que el único que sabía la verdad de la fortuna de Chávez era Rafael Ramírez. Nadie más.
Hoy es vox populi ese tema.
Simple. Al no haber un “campo de fuerza” que lo proteja, Ramírez juega su ajedrez. Estados Unidos le quiere poner el “guante”, para saber, para tener conocimiento preciso y luego decidirá si actúa o no.
Los cubanos no tienen ese interés.
¿Lo tendrán Diosdado o Nicolás? Razones hay. ¿Habrá testosterona? Veremos