Alfonso Ussía titula hoy su columna El gafe mundial con una aguda mirada al fenómeno de los cenizos.
No de todos, porque abundan, sino el principal. Y sin citarlo siquiera, porque diserta esencialmente sobre lobos.
Y no es otro que el socialista Pedro Sánchez, marido de Begoña, hermano del músico Azagra, jefe del putero Ábalos y gran responsable del Gran Apagón.
Publica el veterano periodista y escritor en El Debate este 1 de mayo de 2025.
Desde las primeras líneas, Ussía despliega su ingenio para abordar la tesis principal: la concatenación de desdichas que parecen marcar el rumbo del mundo contemporáneo.
La idea central del artículo pivota sobre la noción de una «mala suerte» o «gafe» que trasciende fronteras y épocas, y que, a juicio del autor, afecta no solo a España sino al conjunto del escenario internacional.
En su columna, Ussía traza un recorrido por los episodios recientes que ilustran esa tendencia al infortunio colectivo, con la ironía y el escepticismo que le caracterizan.
«No hay país que se libre del gafe mundial. Ni siquiera aquellos que presumen de inmunidad a la desgracia han podido esquivar el envite de una mala racha global que parece no tener fin».
«La historia reciente está plagada de ejemplos: desde crisis sanitarias hasta reveses económicos inesperados, pasando por catástrofes políticas que ningún oráculo pudo prever».
«Siempre hubo momentos difíciles en la historia, pero lo peculiar del presente es esa sensación de concatenación infinita de contratiempos. Como si un designio superior nos hubiera señalado para ser los protagonistas involuntarios de una tragicomedia universal».
«Ni siquiera los más optimistas encuentran consuelo en los discursos oficiales. La realidad se impone con una contundencia que deja poco margen para el autoengaño o el consuelo fácil».
En el resto de su columna, Alfonso Ussía amplía su reflexión señalando cómo este clima generalizado de mala fortuna se manifiesta tanto en las grandes decisiones estatales como en los pequeños detalles cotidianos.
Consciente del peso de la actualidad y sin perder el sentido crítico, el autor subraya que la percepción colectiva del «gafe mundial» va más allá de anécdotas puntuales: es un estado de ánimo transversal que impregna todas las capas sociales y políticas.
Todas estas confusiones vienen de los despachos de Madrid y las delegaciones del Gobierno que no quieren enterarse de nada, ni enfadar a los ecologistas, ni alterar el ánimo de los podemitas y yolandos, y prefieren seguir perjudicando a los ganaderos, que han dado muestras de una paciencia y serenidad insuperables.
Hasta que pase lo que va a pasar. Con el lobo y con el oso. Pero ya se sabe que prevenir es de fachas, de la derechona.
Cretinos burócratas del Soviet.
El artículo invita al lector a identificar ese «gafe» no como simple superstición sino como síntoma de una época marcada por la incertidumbre y la falta de certezas.
En su estilo habitual, Ussía apela tanto a la memoria histórica como a la observación cotidiana para fundamentar su análisis, aportando ejemplos concretos y guiños irónicos dirigidos al lector informado.
Así, Alfonso Ussía concluye con un recordatorio sobre el valor —o resignación— con el que conviene afrontar estos tiempos adversos:
«Habrá quien siga creyendo que todo es cuestión de azar o destino. Pero lo cierto es que cada generación acaba por convencerse de que le ha tocado vivir bajo un gafe irrepetible».
