El columnista Antonio Caño titula su columna en The Objective del 23 de junio de 2025 con un severo aviso a navegantes, ‘El precio de echar a Sánchez’.
En ella, lanza una advertencia directa: en la fase final del mandato de Pedro Sánchez, España afrontará una tensión política y social sin precedentes. Caño sostiene que el presidente “va a someter al país a un estrés insoportable”, pero subraya que la democracia debe responder con serenidad y respeto institucional.
La tesis principal de Antonio Caño es clara: el empeño de Sánchez por aferrarse al poder llevará a España a una situación límite. El autor contextualiza este momento político como uno de máxima tensión, reclamando templanza tanto a los partidos como a la sociedad civil. Desde el arranque, el artículo se sumerge en el análisis del clima político actual y sus riesgos:
“En su final, el presidente va a someter al país a un estrés insoportable, pero la democracia debe responder con serenidad y la confianza en sus propias reglas”.
Caño rememora episodios pasados donde la estabilidad interna del PSOE estuvo en juego por las maniobras de Sánchez, recordando que ya entonces se rozó la fractura interna. El columnista recalca la necesidad de que España no caiga ahora en una precipitación similar:
“El momento exige a todos calma y sangre fría. Si el PSOE estuvo a punto de perder ambas virtudes en aquel momento de desesperación, cuando Sánchez quería conducirlo a un Congreso fratricida… España no puede permitirse el lujo de actuar ahora con precipitación. Sánchez va a poner al país al borde del colapso.”
A lo largo del artículo, Caño insiste en la falta de límites del presidente para conservar el poder, alertando sobre los riesgos para la convivencia democrática si se responde con la misma virulencia:
“No hay treta que no sea capaz de inventar ni atajo que no sea capaz de tomar para conservar el poder. Pero la democracia española no debe ponerse a su nivel. Sus reglamentos han de ser respetados y sus instituciones, preservadas. No solo por el prestigio de nuestro sistema y nuestro país, sino por la imperiosa necesidad de cuidar la convivencia.”
El autor también aborda uno de los argumentos más esgrimidos por los detractores del Gobierno: el auge de la extrema derecha como consecuencia indirecta del sanchismo. Caño advierte sobre el peligro de caer en aventuras precipitadas bajo ese pretexto:
“Es cierto que la permanencia de Sánchez en el poder da alas a la extrema derecha y que su actuación está dañando la reputación de nuestra monarquía parlamentaria… Sin embargo, esto… no puede ser motivo para la precipitación o el aventurerismo.”
En su reflexión final, Caño llama a confiar en las instituciones democráticas españolas, sugiriendo que tienen la solidez suficiente para resistir cualquier intento de manipulación electoral o institucional:
“Si hay algo peor que la continuidad de Sánchez en el poder es que su salida coincida con la ruptura de la convivencia entre los españoles y el respeto a las leyes democráticas… Si creo que eso no será posible es, precisamente, porque nuestras instituciones gozan aún de la fuerza suficiente para impedirlo.”
La columna concluye subrayando que, aunque Sánchez aún dispone de apoyos y recursos, está políticamente debilitado. La responsabilidad colectiva —según Caño— es garantizar que su salida no deje un país devastado institucionalmente:
“Pero está en minoría, ha perdido mucha credibilidad y antes o después caerá. No podemos permitir que cuando eso ocurra no quede piedra sobre piedra en este país. Es responsabilidad de todos contribuir a un final institucional y pacífico.”
Este análisis se inserta dentro del estilo crítico habitual del autor hacia el sanchismo y resalta palabras clave como estrés democrático, instituciones, convivencia y calma política. El texto aboga por una salida ordenada y constitucional frente a los desafíos planteados por un liderazgo descrito como imprevisible e implacable.
